Conmemorar
a un hombre como Enrique P. Osés no es tarea fácil. Y dos son
los motivos principales que dificultan la empresa que nos
proponemos.
Primero
su lucha y su prédica periodística afectaron a muchos y poderosos
intereses. Y segundo, la tarea de silenciamiento y ocultamiento de
su persona y su obra por parte de esos grandes enemigos. Pruebas al
canto. No existe ninguna necrológica de Osés salvo del Instituto
Juan Manuel de Rosas llevada a cabo casi un año después de su
fallecimiento.
Pero
no nos detengamos en los próximos. No es nuestra intención avivar
brasas. Vayamos al grano.
Enrique
P. Osés es el fundador del nacionalismo popular en la Argentina. Y
lo funda desde sí mismo. A través del rescate del pasado
hispano-criollo de nuestro pueblo.
Osés
analiza críticamente a la democracia de la "Década
Infame", porque ella era en nuestro país tal como se encontraba
estructurado, un mecanismo de dominación.
El
propone el Nacionalismo Popular Revolucionario como cambio total de
las estructuras e instituciones del estado demo-liberal argentino.
El
nacionalismo adquiere en Osés dimensión política en tanto se lo
entiende como revolucionario. Esto quiere decir, que propone el
cambio de un régimen político por otro. El que propone Osés es de
neto corte comunitario y social.Se hdicho con acierto que El Pampero
fue el diario de la revolución del 4 de junio de 1943.a Y Osés
siendo su director alentó con todas sus fuerzas el pronunciamiento
militar. Pero como ya observara agudamente Mirabeau "la
revolución como Saturno se devora a sus hijos". Así Osés fue
lenta y paulatinamente devorado por la revolución que alentara.
Claro que en este caso el protagonista se deja devorar porque ve
cumplidos los objetivos de su lucha político-periodística. La
Revolución y sobre todo el Gobierno Peronista (46-52) le devora los
objetivos, como explícitamente lo hace notar él mismo en su
respuesta a Santander mencionada anteriormente: "La recuperación
de nuestros medios de vida propios – energía, servicios públicos,
transportes – por la eliminación de los monopolios foráneos, por
la absorción de las deudas y empréstitos con el exterior, por la
reconquista de nuestros elementos de producción, por el control de
nuestro mercado interno, por la elevación del Standard de vida de
los argentinos. Eso sólo justifica los cinco años de El Pampero y
que el actual gobierno ha realizado. Y lo que resta realizar no hará
sino completar la justificación".
Afirmamos
de entrada que conmemorar a Osés no es tarea fácil. Las
colecciones de Crisol, El Pampero y El Federal diarios fundados por
él, prácticamente han desaparecido. Se estiman entre 2600 a 2800
artículos los publicados por Osés o bajo seudónimo. En cuanto a
los Cuadernos Nacionalistas han corrido igual suerte. Salvo dos
:"Esto se acaba" y "Antes que la Constitución fue la
Nación". Como publicación hoy accesible tenemos sólo Medios
y Fines del Nacionalismo editada en 1941 y reeditada en el 68. En
realidad es su "Diario de la Cárcel". Brevemente podemos
decir que Crisol representa la etapa docente, doctrinaria, la de los
planteos fundamentales de la "revolución nacionalista".
Va planteando una a una de las razones nacionales que motivarán una
política revolucionaria: la dominación imperialista, la
complicidad oligárquica, la falacia del régimen y de sus partidos,
el envilecimiento de las leyes y de las instituciones, el mito
farisaico del cuarto poder servidor de intereses ajenos al país, la
falsificación de la historia, el fariseísmo de los mentores
espirituales del pueblo, el abandono del hombre argentino, la acción
de las logias internacionales, la incuria administrativa, el fraude
político, y todas y cada una de las calamidades nacionales que
entonces se encarnaban en hombres y en intereses poderosísimos, son
atacados por este nuevo Quijote que pluma en mano, desde las dos páginas
apretadas de Crisol se lanza contra La Prensa. Destapa la terrible e
ignorada verdad de la trama oligárquica, pulveriza a Sarmiento, a
la escuela laica, al liberalismo. Denuncia la complicidad de los
curiales, se yergue frente a la justicia y la Suprema Corte, frente
a los gabinetes entreguistas de Justo, frente al pacifismo megalómano
de Saavedra Lamas, frente a la entrega ignominiosa de la Corporación
de Transportes. Y, lo que es más importante, promete a las nuevas
generaciones una revolución verdadera, una revolución profunda que
ha de terminar con estas lacras de una vez y para siempre. Y en esta
acción recibe el testimonio de la cerrada enemistad del régimen
que llega a encarcelarlo oprobiosamente.
El
Pampero, a su vez, señala la maduración política del movimiento.
Un diario que se extiende a cien mil lectores, y que apoyándose en
el comentario de los hechos cotidianos va precisando la doctrina
nacional.
Las
consignas nacionalistas ganan así la validez de lo multitudinario,
el Movimiento se reproduce incansablemente hasta en los más lejanos
rincones del país, y a todas partes viaja Osés, llevando con su
palabra el fuego de los ideales nacionales que enciende fogones en
toda la Patria.
Se
apoya la campaña en favor de la neutralidad. Se denuncian los
negociados y las tropelías del régimen, y así los partidos
"palomarescos o cadistas" señalados inventan una
persecución democrática, un comité investigador de las
actividades antiargentinas, que se defiende de las acusaciones
lanzando el mote de "nazis" a todos los argentinos
revolucionarios. En esta acción Enrique P. Osés es perseguido por
la justicia. Se le acumulan juicios por desacato, por calumnias, por
injurias. Se lo quiere quebrar. Todo resulta inútil. Se acumulan
procesos para que no salga más de la cárcel. Pero la justicia
puede más que el odio y Osés recupera su libertad. Y en un
multitudinario y apoteótico acto en el Teatro Nacional los
estigmatiza para siempre a los hombres del régimen cuando comienza
su pieza oratoria: "¡Qué imbéciles pluscuamperfectos!, los
que desde hace ya años y con una saña que va centuplicándose a
medida que se acerca el fin se han dado a la tarea de
perseguirnos".
Finalmente,
El Federal significa el disconformismo intransigente con el nuevo
mundo sometido a la férula de las potencias anglosajonas.
Enrique
P. Osés es el definidor exacto del Nacionalismo Popular desde la
tradición hispano-criolla. Cuando en los años 1932 al 36 el
movimiento nacionalista sufre las consecuencias de la imprecisión
doctrinaria, y los grupos supérstite de la desdichada revolución
septembrina de 1930 manejan un discurso exclusivamente patriotero y
anticomunista sin proponerse finalidades nacionales más amplias, ni
pretender otra revolución que un golpe de Estado autoritario por el
autoritarismo mismo, es Osés, quien empeñado en polémica
memorable con "Bandera Argentina", pone en claro la
esencia revolucionaria del nacionalismo argentino.
Ante
el triste espectáculo de, la bautizada por José Luis Torres (otro
ilustre silenciado) como Década Infame, Osés afirma: "El
Nacionalismo camaradas, no tiene otra misión que la que se ha
impuesto. Ha proclamado que deben cambiarse las instituciones políticas
de la República, y no puede aceptar ingresar en ellas, cuando ya
están cayéndose a pedazos, para salvarlas. Ha proclamado que deben
darse vuelta todo el sistema económico del país y no puede ahora,
apuntalar un sistema que está dando sus últimas boqueadas. Ha
proclamado que deben concluir todos los partidos políticos,
absolutamente todos, y no puede ahora acollararse con ninguno. Ha
proclamado que tiene una fuerza popular, que tiene un elenco de
hombres nuevos, que tiene su conducta, que tiene la solución
integral a los males de la Patria y no puede colaborar con el pasado
ni con este presente, porque eso sería traicionarnos a nosotros
mismos y traicionar la integridad de nuestra doctrina. No
necesitamos alianzas con nadie".
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