Los enfoques éticos del Episcopado, de modo frecuente, se atropellan. Ahora la pedofilia de ciertos sacerdotes brinda la opción de atacarla de modo directo. Esos cuestionamientos y estas agresiones aglutinan a quienes se pavonean de “avanzados” y de “modernos” y que ahora usan la etiqueta de "progresistas". De allí que se les conozca como "progres".

Son los que favorecen el divorcio, el aborto, el matrimonio gay, la píldora del día después , dan luz verde a la pornografía al suprimir la censura, exaltan la eutanasia y hasta las “drogas blandas”. Las emprenden también contra el celibato eclesiástico. Ello para citar algunas de las varios temas importados de Europa y de EEUU.

Es el “destape” que es la carátula pop del relativismo moral. Se dispara sobre una estructura -en Hispanoamérica cinco veces centenaria- que se yergue como obstáculo a la demolición de nuestra identidad. En la denominada “agenda valórica” de diversos grupos de poder y de opinión se la sindica como retrógrada. "Talleres" de Género y los comités de "minorías sexuales" viven alborotados y ahora más que antes por disponer de Obama como adherente. 

Ciertos parlamentarios enarbolan estas "banderas" para aparecer en la TV. En todos -sin excepción- brilla por su ausencia la “gratitud” porque no pocos de tales vociferantes son amparados por la Iglesia desde el mismo 11.09.73 y durante 17 años de régimen militar. Ahora la ofenden.

También olvidan que el Vaticano -específicamente Juan Pablo II- evita el fratricidio chilenoargentino por el Beagle... Es lo que en el folklore criollo se denomina   el “pago de Chile”, es decir, la grosera ingratitud.

(*)  Centro de Estudios Chilenos CEDECH

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