PALESTINA: DE ESO NO SE HABLA

por Rafael Araya Masry

Vivir en una sociedad como la argentina, es realmente algo muy grato cuando se trata de hablar de calidad de vida, de libertades individuales y colectivas, de un sistema democrático verdaderamente plural y de la defensa cerrada que existe a la expresión de ideas, ideologías y credos de cualquier naturaleza.

Sin embargo, cuando se quiere abordar el tema palestino para tratar de insertarlo en la discusión pública o en los canales que poseen los diversos medios de comunicación de masas, algo sucede que de pronto todo se ve entrampado, todo se hace complejo, las puertas se cierran misteriosamente y se entra en un terreno cenagoso en el que nadie –finalmente- se hace cargo de nada.

Y claro, hablamos de una sociedad en medio de la cual convive una de las comunidades judías más grandes del mundo, la cual ejerce de manera constante su poder de lobby y una extorsión propagandística permanente sobre una sociedad que entra en pánico a la hora de ser catalogada de "antisemita".

El asunto es que cuando los palestinos intentamos acercarnos a los diversos poderes del Estado (básicamente Ejecutivo y Legislativo) para exponer nuestros puntos de vista, o solicitar determinadas expresiones de solidaridad, siempre surge una casi automática excusa. Ya sea para suspender sobre la hora una reunión, o para emitir una cuasi disculpa por una falta de pronunciamiento ante hechos puntuales.

Y la más patética de estas expresiones, la exponen ciertos parlamentarios y dirigentes ubicados a la izquierda de los adherentes al gobierno del Presidente Kirchner. Ellos, que han hecho de la solidaridad con Cuba una enorme bandera de lucha, y han transformado las expresiones de amistad y solidaridad para con el Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana, en una verdadera batalla cotidiana para su defensa.

Porque a la hora de defender los DDHH en la Argentina, nadie podrá discutir que esos dirigentes han mostrado de manera permanente su irrestricto apoyo a todo lo que signifique denunciar las atrocidades y tropelías cometidas durante la última dictadura militar, pero si uno va y les habla de los padecimientos del Pueblo Palestino, del sometimiento a sangre y fuego, de la ocupación militar israelí, de los asesinatos selectivos, del secuestro de parlamentarios elegidos –al igual que ellos- de manera absolutamente democrática, o de las diarias y constantes violaciones a los DDHH en contra de jóvenes, mujeres y niños palestinos, entonces se ponen serios, meditan un instante y dicen más o menos así: "…Mira compañero, yo estoy con ustedes, pero no me pidan pronunciamientos públicos porque no puedo arriesgar mi electorado judío…".

Y para no quedarnos en la simple denuncia irresponsable, tenemos que decir que quien ha sostenido esto, es ni más ni menos que el Diputado Nacional del Partido de la Revolución Democrática, Miguel Bonasso, brillante escritor y cronista de la historia contemporánea de este país. Ha sido él quien más se ha mostrado con el Presidente Chávez en una actitud de definitivo compromiso y solidaridad, pero cuando se le ha abordado, no ha emitido ninguna frase pidiendo el fin a la ocupación de Palestina. Ha sido él quien ha defendido la Revolución Cubana, y es él uno de quienes no se atreven a "poner en riesgo el voto judío", sobre todo pensando en las próximas elecciones, y olvidándose de paso, que en la Argentina viven casi 4 millones de árabes o descendientes de árabes que votan y opinan.

Pero también, y para ser justos, también queremos destacar y resaltar el apoyo público e irrestricto que hemos recibido de la más emblemática organización de DDHH en la Argentina, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, las palabras siempre solidarias para con nuestra Causa de Hebe de Bonafini. El compromiso tangible de las Madres en cada una de nuestras actividades, su cobijo institucional, su generosidad militante.

También Luis D´Elía, connotado dirigente social y político argentino, ex funcionario del gobierno del Presidente Kirchner, y cuya cabeza pidieron las organizaciones emblemáticas del judaísmo en la Argentina, la DAIA y la AMIA por haber realizado duras declaraciones de alto contenido "antisionista" (al decir de ellos). Porque de eso se trata la campaña del sionismo en la Argentina, de querer meter en una misma bolsa los conceptos de sionista-judío-israelí, en un intento por confundir a la opinión pública respecto de la significación de cada uno de los términos.

De cualquier modo, también queremos por último destacar la inmensa solidaridad que el propio pueblo Argentino manifiesta hacia nuestra causa, a través de sus organizaciones, como una muestra inequívoca que no es fácil engañar a los pueblos, aquellos mismos que serán los encargados de poner cada cosa en su lugar en la historia de la humanidad. Más temprano, o más tarde, pero así será.