El domingo 12 de julio el canal de cable Discovery Channel emitió
el documental AMIA, 15 años después, a las 21 horas. Si bien en
su comienzo se pudieron entrever algunos testimonios interesantes,
luego de esa breve etapa inicial se pudo entrever como luego vendría
la mano.
El punto de inflexión da comienzo cuando, relatando la llegada
del sobreviviente Daniel Joffe a la puerta de Pasteur 633, irrumpe
en escena la Traffic fantasmal. Paradoja insalvable, puesto
que el ex electricista de la mutual judía jura hasta hoy no
haberla visto.
Luego de la tremenda explosión y el pasmo inicial, le toca el
turno del relato a la inefable abogada Marta Nercellas, ahora
encargada de poner en la picota al malogrado ex juez federal Juan
José Galeano: "era un juez joven e inexperto que ordena el
cierre de las fronteras tardíamente". Haciendo leña del
Galeano caído, por las dudas.
Seguidamente, hace su aparición estelar Carlos Alberto Telleldín,
El Enano, quien fue detenido el 27/7/94, para luego dar
informaciones confusas y contradictorias mandando al frente a una
banda de policías bonaerenses, al mando de Juan José Ribelli, a
los que sindica como la famosa conexión local que hizo posible la
masacre.
Cómo bien se recordará, esto fue desestimado el 2/9/04 cuando el
fallo del Tribunal Federal Oral 3 dictamina la libertad de todos
ellos, incluido el mentado Enano.
Esto se fundamentó además con la revelación de que en realidad,
la confesión de Telleldín no fue espontánea, sino producto de
una negociación del juez Galeano con él mediante el pago de 400
mil dólares, a fin de que invente esta pata del cuento persa.
Muchas patas para esta mentira
Para Débora Kolt, abogada querellante, todo
este entramado remite necesariamente al pedido de procesamiento de
Carlos Menem, Carlos Corach, Juan José Galeano y Hugo Anzorreguy
por el delito de encubrimiento agravado. Y no se equivoca ni un
palmo, teniendo en cuenta que luego del juicio de la vergüenza
toda la causa vuelve a foja cero y la verdad sigue en ascuas.
Con la asunción del nuevo juez a cargo, Rodolfo Canicoba Corral,
secundado por el fiscal Alberto Nisman, se retoma la piedra basal
trucha fundamentada en la Traffic-bomba piloteado por el necesario
suicida musulmán. Y segundo llega a ponerle hasta nombre, dado
que según sus investigaciones digitadas por la CIA-MOSSAD se
trataría del libanés Ibrahim Hussein Berro, reconocido únicamente
por la enfermera policial Nicolasa Romero, que luego declararía
en sede judicial que esto se debió a un apriete.
Para Nisman, el atentado contra la AMIA está íntimamente ligado
con el 11/9/01, compartiendo incluso el mismo modus operandi y
enemigo. Pues detrás de ambos, se encuentra únicamente la república
islámica de Irán, el nuevo enemigo del mundo occidental y
cristiano y de Israel.
En concordancia con esto, profusamente destruido en el libro AMIA,
la gran mentira oficial, de Christian Sanz y este escriba, en 2007
Néstor Kirchner pidió en la ONU la captura de los iraníes
implicados en dicho atentado, manteniendo la misma línea
encubridora desde hace 15 años.
Si bien constituyó un crimen de lesa humanidad, no es como
pretende la citada Nercellas "un acto de guerra ordenado por
un estado extranjero", sino un brutal crimen mafioso que
prosigue en las sombras gracias a demasiados intereses encontrados
y muy poderosos.