Amigos:

La carta que les envío no ha querido ser publicada en diarios de Santiago. Ha sido "discriminada". 
Aprovechemos la ocasión para tomar el toro por las astas en este debate. 
La discriminación es una función psicológica básica, elemental, sin la cual 
no puede haber ninguna reflexión, pensamiento, entendimiento, pues es el 
proceso por el cual se hace uso de lo que cada persona puede percibir, 
separando olores, colores, sabores, texturas, visiones... 
Por lo tanto hablar de "no discriminación" conduce al absurdo de no 
distinguir todo aquello que es percibido por los sentidos y, por lo tanto, 
de no reflexionar, no pensar, no conocer, no entender.
De ahí que este absurdo semantico de la "no-discriminación" solo alcanza un 
significado como un arma de lucha ideológica para alcanzar ciertos objetivos 
políticos de alcance no solo en el país sino que a nivel mundial.
Aprovechemos todas las tribunas posibles para ridiculizar el idiotismo 
subyacente a las predicas y lobbys de la "no-discriminación". Salud!

PETRAS


CARTA A EL MERCURIO
16 SEP. 2007

Proyecto sobre no discriminación


Señor Director:

Un debate que se ha mantenido bastante soterrado es la tramitación que se  
está llevando a cabo en el Senado del proyecto de ley que establece medidas en
contra de la discriminación. En líneas bastante generales, lo que persigue 
es dotar al Estado de amplias facultades en contra de "toda forma de
discriminación", definida de manera amplísima (art. 2), y establecer una
acción bastante particular y de especial tramitación.

Quisiera poner énfasis en dos temas que me parecen fundamentales. Primero, 
no logro entender cuál es el motivo de establecer un marco legal, cuando 
nuestra misma Constitución ya se encarga del punto en el artículo 19 Nº 2, dotando a
las personas de recursos de protección para perseguir discriminaciones
arbitrarias que puedan afectar sus derechos. El proyecto comentado exacerba
considerablemente los efectos normativos, haciendo extensivo el reproche
incluso a los casos donde la discriminación no lleva aparejada arbitrariedad 
y aun cuando no se lesionen derechos con ella.

Y segundo, resultan preocupantes los fundamentos del proyecto, donde se
propugna un derecho a la no discriminación, que podría ser la puerta de
entrada a múltiples pretensiones de determinados grupos dentro de nuestra
sociedad, que curiosamente son los principales promotores del mismo.

Sobre estos supuestos, mañana perfectamente algunos podrían defender -y así 
lo han hecho en países como España, por ejemplo- la instauración de matrimonios
entre homosexuales. Ilustrativo resulta el caso de Escocia, donde un
instructivo del servicio nacional de salud recomienda no hablar de "padres" 
y "madres", por considerarlo ofensivo y discriminatorio respecto de las 
parejas homosexuales. ¿Para allá nos quieren llevar?

DIEGO SCHALPER SEPÚLVEDA

Presidente

Centro de Alumnos Derecho UC