EL FRACASO DEL GOBIERNO ALPEROVICHISTA Y DE LA PARTIDOCRACIA

por Ernesto Damián Sánchez Ance

 

En el día de ayer, el diario El Tribuno, de Tucumán, presenta un título escalofriante: “El gobierno admitió que hay 400.000 pobres en Tucumán”.

En una Provincia que apenas supera el millón 400 millones de habitantes, que haya 400 mil personas en situación de pobreza es realmente grave, y ni oficialismo ni oposición pueden, por más excusas que pongan, justificar tal situación por los siguientes puntos:

1º. Tucumán es una provincia con un territorio apto para realizar los más variados tipos de cultivos.

2º. El territorio de Tucumán presenta amplísimos terrenos para la cría de distintos tipos de animales.

3º. Se dice que el mejor sistema es la democracia. Bien, ya llevamos 25 años de democracia y estamos peor que en la época de Onganía, cuyo gobierno destruyó la principal industria tucumana, obligando a una migración masiva de tucumanos a otras provincias, produciéndose así una tremenda merma en la densidad de población. Tampoco están en el gobierno los milicos con Martínez de Hoz ni con Cavallo asesorándolos en materia de economía.

4º. El gobierno provincial convive en perfecta armonía (corresponde decir genuflexión) con el gobierno de los Kirchner, lo que quedó demostrado en el conflicto del campo el año pasado.

5º. El gobernador Alperovich cuenta con una corte adicta y con absoluta mayoría en la Legislatura, con legisladores completamente sumisos y obsecuentes.

6º. Una oposición completamente heterogénea y fragmentada.

En el artículo de El Tribuno, en página 11, el gobernador se jacta de haberle hecho, en la precaria vivienda de una vecina de Villa 9 de Julio, una pieza digna, a lo que agrega: “se puede dar dos tipos de soluciones: darle una vivienda nueva o, en su propio terreno, mejorar su calidad de vida”. Esa es la mentalidad de este gobierno: el asistencialismo con el dinero que pagan los contribuyentes. En vez de crear las condiciones para que los habitantes de la provincia tengan un trabajo digno y bien remunerado, los alperovichistas prefieren solucionarles (parcialmente) a los tucumanos pobres sus problemas básicos como el habitacional.

Después de cinco años de gestión, (puede decirse que son mas, puesto que durante un muy buen tiempo Alperovich fue ministro de economía de Miranda), este gobierno no ha solucionado el problema de la pobreza, mientras dilapida el dinero de los tucumanos como el circense y payasesco encuentro de presidentes del Mercosur, que ni siquiera sirvió para promocionar turísticamente a Tucumán.

Pero como es sabido, la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer. Está perfectamente claro que con el sistema de partidos no vamos a llegar a buen puerto, y mientras sigamos creyendo en la partidocracia, estaremos en un círculo vicioso que nos llevará a una realidad  más oscura aún (hambre, desocupación, narcotráfico, delincuencia).

Entendámoslo de una vez… ¡necesitamos otro tipo de representación! ¡Basta de partidos políticos!