REFLEXIONES ANTES DE BRINDAR POR TODOS LOS ARGENTINOS por Juan Gabriel Labaké
Estimados amigos: Los últimos días del año siempre invitan a reflexionar. En esta oportunidad tenemos más de un motivo para hacerlo. Seguramente y como por desgracia suele suceder en nuestro país desde hace años, la cuestión central que nos lleva a pensar en el rumbo que está tomando la cosa pública es una anécdota propia de un programa televisivo de la media tarde, nada de fondo, pero que traerá sin duda alguna consecuencias de envergadura para la Argentina y su sorprendente gobierno. Me refiero, claro está, al culebrón grotesco de la valija de Antonini Wilson y sus 800.000 dólares que, al parecer, nunca tuvieron dueño ni destinatario. Veamos: 1ª reflexión: Por más que el gobierno de EE. UU. se rasgue las vestiduras diciendo que es sólo una cuestión judicial, y aún cuando en ese país hay cierta independencia de los Poderes del Estado (al menos, sideralmente más que entre nosotros), es evidente que la historia de la maleta y el maletero forman parte de la diplomacia del desgaste contra Chávez y del ablande con Cristina y su príncipe consorte cogobernante. Es, a todas luces, un operativo de inteligencia que, por rara casualidad (tratándose de la CIA y el FBI), está armado con inteligencia. 2ª reflexión: La experiencia indica que, cuando el Imperio (éste o cualquier otro) se fija un objetivo, es para cumplirlo. No importa cuánto tiempo le lleve ni qué vericuetos deba recorrer para ello. Lo perseguirá hasta la muerte, o hasta que el amenazado esgrima un garrote temido por el agresor (caso de EE. UU. con Irán, hoy). Porque otra característica de los imperios es que sólo se frenan ante la fuerza, no necesariamente superior a la de ellos, pero que pueda causarles un daño grave. El señor Ahmadinejad sabe algo de eso, por lo visto. De modo que la señora presidenta debe reflexionar seriamente sobre cómo reaccionar frente a esta arremetida de EE.UU. Con mohines y buenos modales, solamente, no lo logrará. Y me temo que ni siquiera lo intentará... Ya hay síntomas de que, en lugar de resistir, ha comenzado a preparar un discreto mutis por el foro, comúnmente llamado arrugue, como hizo Menem en enero de 1990, cuando estalló el escándalo de la coima pedida a la Swift. 3ª reflexión: Es notable la similitud de las conductas adoptadas en situaciones extremas por los militares de la dictadura, por Menem y por los Kirchner (de De La Rúa y Chacho Álvarez no hay ejemplos semejantes, porque la única situación extrema que soportaron fue su propia torpeza, en uno, y su miedo a ejercer el poder legítimo, en el otro). Los tres, llevados por una peligrosa ceguera frente a la realidad internacional, tuvieron una primera reacción bravucona e irresponsablemente altanera: - "Que venga el principito", desafió uno de los tantos Menéndez fragoteros que ha tenido nuestro Ejército. - "EE. UU. es el corrupto", se desfogó el que luego sería galardonado como el mejor alumno del FMI. - "Ésta es una operación basura" de EE. UU., se ensoberbeció la presidenta actual, al mejor estilo kirchnerista que lleva el sello de su marido. Los tres, en una segunda etapa, guardaron violín en bolsa y obedecieron: - El Menéndez de turno se rindió en Puerto Argentino sin disparar un solo tiro de su fusil (hubo muchos otros que sí lo hicieron y, en más de un caso, heroicamente, sin alardes bravucones). - Menem lo mandó a Cavallo a capitular en Washington, y por eso tuvimos relaciones carnales. - La señora presidenta ya ha comenzado a arriar el barrilete. Quien quiera comprobarlo, y seguir el hilo de esta retirada nada estratégica, puede leer los comentarios de Joaquín Morales Solá en el diario La Nación de estos días, el cual, como vocero oficioso de "la" Embajada, está marcando el camino con toda precisión y desparpajo. 4ª reflexión: Con los imperios no se juega, no se bravuconea ni se arruga, sino que se resiste ante sus atropellos con la templanza y la sensatez necesarias. Pero la templanza y la sensatez son tan enemigas de los exabruptos como de la cobardía. Nos hace falta mucha templanza y sensatez, para no caer en los exabruptos y, a continuación, en la cobardía. 5ª reflexión: Las relaciones internacionales no se guían por afinidades ideológicas (suponiendo que las haya) o personales, sino por los legítimos intereses de cada nación. Con Venezuela nos unen los mismos legítimos y fraternos intereses que nos unían antes de Chávez, y que nos unirán después de él. Si Venezuela es atacada por el Imperio, estaremos junto a ella, la gobierne Chávez, un presidente conservador o uno de otra ideología. Nuestra solidaridad es con su pueblo, como con todos los pueblos de Latinoamérica, igual que fue la de ellos para con nosotros cuando defendimos nuestras Malvinas. 6ª reflexión: La conducta de la Sra. de Kirchner, asi como la de la dictadura militar y la de Menem, son signos inequívocos de que seguimos a la deriva. Sin objetivos comunes a todos los argentinos, sin estrategia alguna y, por lo tanto, sin proyecto nacional. Ése es el fondo del problema que ha desnudado el culebrón de la valija viajera... sin dueño ni destinatario a la vista. Cualquiera se da el lujo de llevarnos de las narices. 7ª reflexión: No se puede tapar el cielo con un harnero. Éste es un operativo de inteligencia de EE. UU., reitero, pero es innegable que ese operativo se montó sobre una desgraciada y dolorosa realidad: - la valija con los 800.000 dólares existió, - la trajo un amigo del gobierno venezolano, en un avión fletado por el gobierno argentino, - Antonini Wilson viajó en ese avión ante un pedido de los venezolanos que fue aceptado de buena gana por los argentinos y, finalmente (pero no lo menos importante), - los dólares tenían algún (o alguna) destinatario(a)... Como dicen nuestros muchachos, ¡no jodamos...! Todo ello es materia de aclaración por parte de la señora presidenta y de su discreto esposo. Otra vez, ¡no jodamos...! 8ª reflexión: Para resistir con éxito al Imperio, no hay que robar ... porque nuestra corrupción ata las manos de la Argentina. Y una inquietante cuestión: La presidenta es quien con mayor ahinco se adhirió a la exigencia de EE. UU. e Israel de que nuestros condescendientes jueces y fiscales culparan a 8 iraníes de delitos que, evidentemente, no cometieron. ¡Todo sea por agradar al Imperio...! ¿Y ahora, qué hacemos? ¿Le seguimos el tren a los anglo-norteamericanos e israelíes, sirviéndoles de felpudo gratis en el caso AMIA, mientras nos hacemos los malos con los primeros por los 800.000 dólares sin dueño ni destinatario(a)...? Hechas las reflexiones que corresponden sobre el problema que más nos aflige (que no consiste en que el ogro se come un chico nuestro cada día, sino que luego eructa con mal aliento y empaña nuestra cuidada asunción a las alturas), vayan mis mejores deseos de felicidad para esta Noche Buena y su Navidad, y para este cargado (y cargoso...) Fin de Año, junto con mi esperanzada oración para que 2008 marque el comienzo del cambio real y de la recuperación moral y política de la Nación. Amén. Un abrazo.
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