REFLEXIONES SOBRE LA CRISIS MUNDIAL Y LA FUTURA PRESIDENCIA DE OBAMA
por Walter Preziosi
A fin de no perder la brújula respecto de lo que está sucediendo en el mundo y precisar lo que con mucha probabilidad habrá de acontecer en los próximos días digamos lo siguiente.
a) Orígenes políticos y metafísicos de la crisis
Es totalmente ingenuo creer que la crisis actual que viven los EEUU se haya debido exclusivamente -o aun principalmente- a la vertiginosa caída en los precios de las propiedades inmobiliarias y por lo tanto a la consecuente quiebra de las hipotecas. Aceptar tal punto de vista, como hacen usualmente los diferentes personeros del régimen, sería también aceptar dogmáticamente la hipótesis economicista en que se ha acostumbrado a vivir el moderno, o aun diríamos, pues nos hallamos en tiempos terminales, la hipótesis financista, al ser, justamente por encontrarnos en la finalización de un ciclo, el factor más subsidiario de la economía, el relativo a las finanzas y al dinero fiduciario (es decir el papel impreso en colores), y no el trabajo, la tierra o el capital, el que actuaría como el factor determinante principal sea de la economía como por extensión de las demás actividades humanas. Según tal postura, acompañada habitualmente por un conjunto de sofismas encargados de oscurecer la realidad a fin de que los seres humanos se resignen a aceptar fatalmente las "explicaciones" de los especialistas, las causas de las crisis económicas se encontrarían en las mismas leyes autónomas de la economía y no en razones ajenas a tal disciplina en tanto que tal dimensión se ha convertido para ellos en un absoluto, como el Dios de una religión, capaz de explicarlo todo por sí mismo. Sería para ellos un hecho fatal y cíclico que la economía atraviese por crisis y ascensos, de la misma manera de lo que sucede con los ciclos vitales, pero nunca en ningún caso, de acuerdo a lo que nos explican los aludidos especialistas, el sistema que hoy nos rige habrá de fenecer.
Sin embargo ello no es así de manera alguna. Razones ajenas a la actividad económica, de carácter en primer término político e incluso metafísico, son las que en realidad gobiernan a esta actividad, a pesar de que no sea conveniente que las grandes mayorías lo sepan y sigan pensando que lo adecuado es en cambio creer en los incomprensibles intríngulis que nos grafican los grandes especialistas y nobeles (1). Estos últimos, en tanto exponentes de la ciencia oficial encargada de tranquilizar a las personas, logran convencerlas, mediante la propaganda, respecto de que lo que para éstas son dramas que pueden llegar a afectar hasta su misma subsistencia material, son en cambio para tal elevada ciencia, "variables", “leyes científicas” que no hacen otra cosa que confirmar siempre sus pronósticos a través de los cuales nos intentan explicar tales "hombres de ciencia" premiados que el hambre más absurdo vivido en medio de la abundancia debe ser aceptado como una cruel fatalidad "científica" sin que las personas atontadas por tales "opios" sean capaces de efectuar la más mínima reacción y reputen por loco al que haga notar que "el rey está desnudo".
En contraposición con todo esto el primer principio que debe saberse es que, en tanto es el dinero y la finanza el factor que se ha convertido en el más importante de todos, en la economía moderna el valor del mismo se basa en la confianza que inspire aquel país poseedor de aquella moneda, en este caso el dólar, que actúa como patrón de medida para las que existen en los restantes países del planeta. Y esta confianza se basa principalmente en el hecho de que los EEUU puedan mostrarse como capaces de cumplir verdaderamente con la función de potencia universal y rectora de la paz en la tierra, capaz de no tener a otra que pueda disputarle su predominio y aptitud por imponer por doquier su propia ley. Esto significa que es un hecho político el que determina a lo económico y no a la inversa como nos quieren hacer creer falsamente los "especialistas". Ahora bien, para que ello hubiese podido suceder, es decir, para que las personas y naciones confiaran por tantos años en el poder norteamericano, el mismo ha debido acudir en todo este tiempo a una serie de elementos propagandísticos y sugestiones encargadas de ensalzarnos su capacidad de dominio y producirnos así el estado de confianza necesario para el sostén de la economía de su país y del mundo entero. Ello es así porque si el fabricante de dólares demuestra no ser la potencia universal, el imperio más poderoso de la tierra al que se comparaba hasta hace pocos días con el romano y hasta se decía que era superior a éste por su mayor extensión, simultáneamente con su caída estrepitosa también acontecerá lo mismo con su moneda y por extensión con todo el sistema económico del planeta.
Tal como lo hemos señalado en otras oportunidades esta verdad ha comenzado a entrar en crisis a partir de un famoso 11 de septiembre del 2001 fecha que podemos caracterizar como el verdadero comienzo del ocaso del 'Imperio Norteamericano', que fue el momento en que se demostró que se trataba de un imperio débil al cual con medios insignificantes se le podían producir perjuicios de grandes dimensiones.
Pero el daño principal que recibió EEUU a partir de esa fecha no fue tanto la destrucción de sus principales símbolos, sino el haberlo obligado a realizar al menos dos guerras: la de Irak y la de Afganistán. Los defensores a ultranza del poder norteamericano se han cansado de demostrarnos con pretendidas "pruebas", muchas de ellas generadas por los mismos norteamericanos, que tales guerras fueron producidas a propósito por éstos con la finalidad de conquistar riquezas y mercados y por extensión han tratado de convencernos también, tal como lo desean sus servicios de inteligencia, que todo lo que sucedió en esa fecha fue producido por ellos mismos. Al respecto digamos que hay que terminar de una vez por todas con el mito de EEUU como una nación belicista que quiere hacer guerras. En realidad es lo que menos quiere realizar. Norteamérica es una nación burguesa y como tal odia las guerras e intenta sustituirlas por una serie de elementos principalmente propagandísticos que las eviten, aunque lamentablemente para ellos no siempre lo logren.
Un primer procedimiento consiste en conseguir que sean otros los que hacen la guerra por ellos, lo cual no siempre les da los resultados queridos y a veces hasta puede resultarles contraproducente, tal el ejemplo de la guerra de los mujaidines afganos contra los comunistas soviéticos durante la década del 80'. EEUU creyó falsamente que eliminando a su adversario ruso iba a incrementar su poder y por ello no hesitó en apoyar a una fuerza islámica fundamentalista sunita creyendo que iba a poder utilizarla no sólo contra éstos sino incluso en contra del nuevo fundamentalismo chiíta que había surgido en Irán diez años antes en 1979. Este grave error se lo ha enrostrado permanentemente en la cara el líder ruso Putin a su par Bush. Capitalismo y comunismo, tal como se ha demostrado vastamente, no eran enemigos (por algo lucharon juntos en la 2ª Gran Guerra), sino simplemente rivales que compartían una misma concepción del mundo materialista. El verdadero enemigo de ambas concepciones del mundo es el fundamentalismo, es decir aquella corriente no materialista, sino espiritualista.
Esta importante constatación nos lleva a afirmar también nuestra segunda postura: que el problema político que había sido el determinante del económico se encuentra a su vez determinado por una concepción del mundo, es decir por una metafísica. Ésta puede ser de dos tipos: o moderna y materialista, tal el caso de las dos ideologías gemelas, marxismo comunista y capitalismo liberal, o tradicional, hoy en día representado por el fundamentalismo islámico en sus dos vertientes chiíta y sunita, aunque no por ello necesariamente reducido a estas dos expresiones religiosas.
Pero volviendo a nuestro relato digamos que no sólo en esa guerra fue aplicado este procedimiento de que otros combatan por ellos, sino que en otros lados el mismo les ha dado mejores resultados como lo que están aplicando actualmente en Irak ahora en tanto han organizado una milicia sunita rentada contraria a Al Qaeda, el Movimiento de los Despertados, y en Somalia a través de la invasión etíope a tal país. Recordemos también que cuando intervino militarmente contra Saddam Hussein en la primera guerra de Bush padre en 1990 no lo derrocó a éste, sino que trató de organizar en tal país una sublevación chiíta que fue sofocada en sangre sin que interviniera militarmente para evitarlo. Todas éstas son manifestaciones claras de que EEUU no quiere hacer guerras, sino que por el contrario trata incesantemente de evitarlas aunque no siempre lo pueda.
El segundo procedimiento solidario con el primero consiste en la incesante apologética de la máquina, la que pretende sustituir al guerrero. Como el burgués odia la guerra pues la considera como una matanza inútil que le impide disfrutar de la vida a la que reputa el bien supremo, la exacerbación de medios tecnológicos es el intento desesperado por sustituirla. Para ello acude de manera exasperada a la propaganda la que nos pinta a un país con una tecnología insuperable e imbatible ante la cual no se puede hacer absolutamente nada. Todas las películas de Hollywood, tal como hemos demostrado en otra nota, con héroes de ficción tales como Rambo y Terminator, están hechas con esta finalidad propagandística de ensalzar el poder norteamericano distorsionando la realidad. En el caso de Rambo el ejemplo es más patético e inverosímil pues tales películas intentan mostrarnos a un superhéroe que vence a los rusos en Afganistán, siendo los mujaidines sus meros auxiliares de tal guerra, cuando la realidad es que en tal contienda no actuó un solo soldado norteamericano.
La máquina está hecha principalmente para asustar, no tanto para ganar guerras, pues en los combates es siempre el valor y entrega demostrado lo que define su resultado en cualquier tiempo y lugar. El poder de la máquina es principalmente disuasivo. El mejor ejemplo de un enfrentamiento entre la máquina y el héroe es el que se desencadena hoy en día en las guerras de Afganistán y de Irak, especialmente en el primer caso. Mientras que los "bombardeos inteligentes" de las supermáquinas norteamericanas solamente pueden eliminar a civiles inocentes a los cuales se califica como "daños colaterales", y que en realidad son hechos con la finalidad de disuadir a los familiares que luchan en el frente de batalla, el kamikaze, es decir el héroe que se inmola en la acción destruyendo objetivos enemigos, es el que logra las verdaderas victorias.
Ha sido pues por las derrotas producidas en las guerras, que EEUU ha debido iniciar provocado especialmente por una organización extranacional como Al Qaeda y que no han podido ser ganadas por los norteamericanos pues éstos no han logrado dar aun con la dirigencia de tal organización, lo que ha originado el inicio del colapso de la economía norteamericana el cual no es solamente de ahora sino que se asocia con otros acontecimientos sucedidos luego de septiembre del 2001. Desde esa fecha hasta nuestros días el euro se duplicó con respecto al dólar, el oro se triplicó y el petróleo se sextuplicó y simultáneamente a ello EEUU desde ese entonces ha dejado de ser la potencia y ha tenido que salir a buscar afanosamente aliados. Éstos son hoy en día principalmente China y Rusia, y desde ya que también Europa, pero ésta carece casi de valor militar, y en grado menor lo está tratando de lograr con Irán que le ha brindado indispensables apoyos en sus invasiones a Irak y Afganistán y Venezuela quien le ha brindado el petróleo para dichas guerras (2).
b) Lo que habrá de suceder
Si no sucede algo extraordinario la crisis económica se va a seguir agudizando, simultáneamente con el incremento en las pérdidas en las guerras. El único resultado positivo obtenido por los EEUU ha sido haber logrado pacificar relativamente Irak, gracias a que pudo constituir un ejército de mercenarios al haber sabido explotar en su provecho el influjo que por varias décadas ejerció en tal país el partido laico Baath de Saddam Hussein, pero esta situación es, de acuerdo a lo reconocido por el jefe militar norteamericano Gral. Petraeus "frágil y reversible".
A pesar de lo que los desinformadores han manifestado en contrario, en los últimos tiempos EEUU logró evitar una guerra con Irán habiendo podido convencer a los halcones de Israel que una invasión a tal país sería contraproducente para todos, incluso para los mismos EEUU pues en caso de un ataque Irán se volcaría del lado de Al Qaeda y bombardearía las bases norteamericanas en Irak y Afganistán. Esto ha trascendido que aconteció en mayo pasado.
El problema ahora se ha extendido a Pakistán, país que, a diferencia de Irán, ya tiene la bomba atómica. Con suma habilidad estratégica, Bin Laden ha puesto en tal país, en su región de FATA, en el noroeste en la frontera con Afganistán, su base de operaciones. Su meta es obligar a intervenir militarmente a los norteamericanos, cosa que el gobierno de Bush, que no es tonto como se cree, ha logrado evitar tan sólo parcialmente pues ha habido en los últimos tiempos duras escaramuzas en las fronteras despertando así un sentimiento nacionalista en la población que podría llegar a ser letal para los EEUU en caso de incrementarse.
La crisis económica interna de tal país, consecuencia de la militar y política, ha hecho en modo tal que, salvo que suceda algo extraordinario, Obama va a ser con seguridad el futuro presidente. Y tal circunstancia, si se cumple con lo que éste ha declarado, empeorará notoriamente la situación militar y traerá lógicas consecuencias también para la economía global. Obama ha manifestado en su debate con McCain que está dispuesto a retirar las tropas de Irak para enviarlas a la frontera de Pakistán. Esto es justamente lo que por otras vías está buscando Bin Laden. Si EEUU sale de Irak, en tal país volverá a incrementarse la violencia. La milicia anti-Al Qaeda ha ya manifestado que no aceptará subordinarse a un gobierno chiíta como el que hay actualmente y que estará dispuesta a luchar en su contra. Es lo que esperan ansiosas las huestes de Bin Laden. Del mismo modo que se sentirán beneficiadas con una invasión a Pakistán como también propone Obama. Recordemos que la invasión a Irak fue lo que salvó a Al Qaeda de su colapso seguro en Afganistán. Se ha sabido ahora que aquella invasión fue inducida por Bin Laden quien le hizo creer a Bush que Saddam Hussein le guardaba rencor por haberlo abandonado en Kuwait y que estaba dispuesto a proporcionarle armas de destrucción masiva a los kamikaze de su organización, lo cual era falso, pero permitió extender la guerra a ese país que era lo que buscaba el fundamentalismo para tener así un respiro en Afganistán.
Un gobierno demócrata repetiría así el antiguo error de su predecesor Carter quien apoyara con todos sus medios la lucha del fundamentalismo contra los rusos comunistas en Afganistán. Ahora está pagando el pacto de aquella equivocación. La invasión a un país con bomba atómica como Pakistán que propone Obama es la cereza de la torta que se necesita para el colapso del imperio norteamericano. Por supuesto que todo esto puede llegar a no suceder y puede ser que el afroamericano corrija sus puntos de vista, pero de cualquier manera carece de la experiencia militar de su rival y esto es una gran ventaja para el fundamentalismo.
(1) Tal como se ha hecho notar, todos los planes de destrucción de nuestra economía en la Argentina y en el mundo contaron con grandes alabanzas de parte de premios nobeles. Tal el caso de Martínez de Hoz al que se calificara como "el Mago de Oz de la economía argentina" y el de Cavallo cuyo plan de Convertibilidad fue reputado por un premio nobel como el "gran milagro argentino".
(2) En una reciente declaración el venezolano Chávez manifestó que no piensa dejar de venderle petróleo a los EEUU, salvo que lo invadan. Es decir que los ayudará a superar su crisis y ganar las guerras en Irak y Afganistán.
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