Señor Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", Dr. D. Alberto Gelly Cantilo:

                                Acabo de enterarme del insólito texto que 

sucede, el cual no me voy a molestar en refutar, tan pletórico en

disparates e incoherencias que se evidencia, amén de nombrar a una serie de

personas inexistentes. Tan sólo la acierta con el apellido español, lo cual

daría pie a una serie de conclusiones que prefiero no extraer.

                                 Sólo señalaré que, si la renuncia fue

"fraguada" como sostiene este postulante frustrado (sempiterno mal

perdedor), no tenía porqué postularse de nuevo, convalidándola tácitamente,

sino ocurrir a la administración -y eventualmente a la justicia- para

reparar tan grave irregularidad.

                                Vaya a saber si la ola de calor u otro

factor ha afectado la memoria del comedido corresponsal. Porque de lo

contrario no se habría olvidado de que, en el nº 9 de la finada "Disenso"

(primavera de 1996), pp. 45/50, aparece un artículo mío, cuya autoría

reivindico. O tal vez había algún director en las sombras y el comedido

pendolista era sólo el mascarón de proa.

                                En cuanto a mi "enriquecimiento" personal,

sugiero c.fr. la pág. oficial del PJN en la que, conforme a la Ley de Ética

Pública, aparece mi declaración jurada patrimonial. En lo único en que me

he enriquecido, es intelectualmente, laus déorum.

                                Gusta este personaje ser llamado "el

filósofo boli". Ante la patética exteriorización de decrepitud intelectual,

habría que preguntarse si no convendría intervertir el sustantivo y el

adjetivo.

                               Lo único que lamento es que, según mis

recuerdos, fue durante la gestión del brigadier French (qepd) que se

produjo la desvinculación de este personaje. Es decir, ¡hace más de diez

años! Provoca grima que se pretenda ensombrecer así la ilustre memoria de

nuestro primer presidente.

                                En fin, señor Presidente, "perdónalo, señor".

Atentamente

Dr. (UNLP) Néstor Luis Montezanti 

Académico