REVOLUCION
DE LOS RESTAURADORES – 11 de octubre de 1833
por La Gazeta - www.lagazeta.com.ar
Levantamiento popular
Luego de su primer período de gobierno, finalizado en 1832, Juan Manuel
de Rosas se retira a la campaña de la provincia, y se ocupa por
entero a la campaña del desierto.
El ambiente de la ciudad en que había imperado el orden y la justicia, en
especial en las clases bajas, empezó a agitarse, hasta desembocar en lo
que se llamó la “Revolución de los Restauradores”, iniciada
del 11 de octubre de 1833.
Fue un movimiento típico del pueblo. No fue una revuelta inspirada ni
dirigida por Rosas, ni se destinó a que éste se instalara en el poder,
como hacían los unitarios, sino en la restauración de las instituciones,
desnaturalizadas durante la gobernación del general Juan Ramón González
Balcarce, que lo había sucedido, apoyado en los tibios o “lomos
negros” y estimulando la actividad de los “cismáticos”.
Contrariando el sentimiento popular favorecía la infiltración de los
unitarios responsables de las masacres que siguieron al fusilamiento de
Dorrego. Bajo el influjo de la prensa de “los ilustrados”, no quedaba
honra o prestigio que no fuera degradado.
La atmósfera caldeada explotó el 11 de octubre de 1833. El pueblo salió
a las calles reclamando el restablecimiento del orden. Se le sumó la
policía y el coronel Agustín de Pinedo, jefe de un regimiento de la
ciudad.
Rosas con su ejército del Colorado, no se movió ni participó en los
acontecimientos, pero el pueblo permaneció en asedio esperando un cambio
que diera satisfacción a sus demandas. El gobierno, dispuesto a resistir,
incitó a los ciudadanos a presentarse a los cuarteles, pero se
presentaron “solamente dos”. (Vidal al inspector General de la
Nación. Gobierno nacional. Guerra 1833). Otros jefes se fueron negando a “luchar
por una causa que no era la suya”. (AGM. PLA. p.222)
Balcarce lanzó una proclama el 1° de diciembre con el consabido
argumento unitario de que los sediciosos se proponían el saqueo de la
ciudad, y luego de la proclama pensó que era el momento de convocar al
pueblo a presentarse en la Fortaleza; no se presentó nadie. Los
“doctores unitarios”, hábiles en palabras, también lo eran para
escurrirle el bulto a los peligros.
Doña encarnación Escurra le comentaba a Rosas: “Los hombres de frac,
los decentes, excitan a la lucha sin tomar parte en ella”. (Carta de
Encarnación Ezcurra al general Rosas. Bs.As. 1° de setiembre de 1833.
Museo Mitre. Papeles de la época de Rosas, N° 87)
La entrada de "Los Restauradores"
El 3 de noviembre la Junta de Representantes resolvió dar por terminadas
las funciones del general Balcarce y al día siguiente eligió para el
cargo al general Juan José Viamonte. El 7 de noviembre entraron en la
ciudad las fuerzas populares que habían consumado una revolución sin que
se practicara un solo acto de violencia o saqueo, según testimonios de la
época. (Exposición del cura y vecinos de San José de Flores. 11 de
setiembre de 1833. Arch. Gral. de la Nación. Gob. Nacional y Culto.
1833-1834, V-V-5-1)
La presencia del pueblo determinó la huida de los “cismáticos” y
“lomos negros”, y no lesionó la autoridad y atributos de la Junta de
Representantes que continuó en el ejercicio de sus funciones y dio realce
a la firmeza de los humildes.
Rosas, desde el Colorado, le recomendaba a doña Encarnación:
“...las pobres tías y pardas, honradas mujeres y madres de los que
nos han sido y son fieles. No reparéis en visitarlas…Ya has visto lo
que vale la amistad de los pobres, y por ello cuanto importa sostenerla y
no perder medios para atraer y cautivar sus voluntades…” (Carta de
Rosas a doña Encarnación. Río Colorado 23 de noviembre de 1833. Museo
Mitre. Papeles de la época de Rosas, n° 91)
Fuentes:
* García Mellid, Atilio. Proceso al Liberalismo Argentino.
* Museo Mitre. Papeles de la época de Rosas.
* Archivo General de la Nación.
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