14
de mayo: 60 años de Israel
ANIVERSARIO
DE UNA GRAN INJUSTICIA
Adrian
Salbuchi
Movimiento
por la Segunda República Argentina - (MSRA)
Hoy
se cumplen sesenta años desde que las fuerzas militares
sionistas impusieron la creación del "Estado de
Israel" usurpando el milenario territorio histórico y geográfico de
Palestina, al tiempo que desplazaron violentamente a millones de
palestinos. Lo pudieron hacer gracias a la perfidia británica
que entonces tenía un "mandato" colonial sobre Palestina, y
al apoyo incondicional que desde siempre les da Estados
Unidos, la gran superpotencia cuyos principales ejes geopolíticos han
quedado copados por ideólogos militantes sionistas, tanto judíos
como no-judíos.
Desde
entonces los Palestinos y sus vecinos, particularmente los libaneses, sufren
toda clase de violaciones, genocidios, torturas, invasiones,
humillaciones, ataques, muerte y derramamientos de sangre a manos de
las fuerzas militares y de seguridad israelíes, que utilizan las
peores tácticas de terrorismo de Estado. El ex-presidente
norteamericano Jimmy Carter no pudo más que calificar esta deplorable
ocupación israelí como un verdadero Apartheid racista, peor que
el sufrido por la población negra de Sud Africa a manos de
la elite blanca anglo-holandesa en el siglo XX.
Las
técnicas y políticas impuestas sobre Palestina por la dirigencia
sionista israelí se asemejan a los peores excesos del nazismo en
Europa en los años cuarenta. Hoy Gaza, martirizada a
diario, se ha convertido en una suerte de giganstesco campo de concentración
- un verdadero "Auschwitz" en en seno del Medio Oriente,
administrado por Israel.
La
humanidad va tomando conciencia de estas monstruosidades, pero en el
terrible mundo en el que vivimos, ni la justicia, ni la democracia,
ni los derechos humanos parecen tener importancia. Lo que cuenta
es el PODER del más fuerte. Así, Israel - que cuenta con
el apoyo incondicional de Estados Unidos y sus aliados, y del
gigantesco poder del dinero supranacional - se impone a sangre y
fuego.
Como
decimos en el ensayo "Acerca del Antisemitismo" (disponible
en www.asalbuchi.com.ar,
o solicitarlo por correo electrónico) y en el libro "Bienvenidos
a la Jungla: dominio y supervivencia en el Nuevo Orden Mundial" (Salbuchi,
Editorial Anábasis, Córdoba, Argentina, 2005), señalemos
que el sionismo es una IDEOLOGIA política que tiene claros intereses
y objetivos geopolíticos en Medio Oriento. Por eso, es un
grave error confundir al sionismo (que es una ideología política
que apoya al Estado de Israel), con la religión judía ni, mucho
menos, con todo el pueblo judío. Se trata de
categorías claramente diferentes entre sí.
"No
todo judío es sionista; no todo sionista es judío",
decimos quienes señalamos la urgente necesidad de abrir una
amplio debate público, equilibrado y honesto, respecto de esta
compleja problemática de trascendente importancia para el mundo
entero.
De
hecho, buena parte de la actual dirigencia política estadounidense -
desde George W. Bush, Dick Cheney, Condoleeza Rice y Robert Gates para
abajo - no practican la religión judía (son todos nominalmente
"cristianos"), ni tampoco son miembros de la comunidad
judía, y sin embargo se alinean en forma total y militante detrás de los
intereses y objetivos sionistas.
Idéntico
fenómeno comprobamos en los actuales tres candidatos a presidente,
John McCain, Hillary Clinton y Barack Obama. Todos son nominalmente
"cristianos" y, sin embargo, los tres apoyan
incondicionalmente al Estado de Israel y al sionismo. Pareciera
que en este tema no se tolera ninguna tibieza entre los políticos
exitosos en la gran "democracia" del norte...
La
clara diferenciación que marcamos entre la IDEOLOGIA POLITICA del
sionismo y el Estado de Israel, por un lado, y el PUEBLO y
RELIGION judías por el otro, queda elocuentemente definida en un
libro de reciente publicación en la Argentina, "Contra
el Estado de Israel: historia de la oposición judía al
sionismo", del investigador judío Yakov Rabkin (Editorial
Martínez Roca, Buenos Aires, 2008, 1er ed. en castellano -Nombre
original: "Au nom de la Torah: une histoire de l'opposition juive
au sionisme").
Entre
otros conceptos, dice el profesor Rabkin:
"La
trágica explosión en la mutual judía AMIA de Buenos Aires en 1994
parece ser el eco de un conflicto lejano, la confrontación en
Tierra Santa que sigue enconándose desde hace un siglo. Pero,
¿por qué esos ataques contra un blanco de la diáspora judía?
¿En qué son responsables los judíos de Buenos Aires, víctimas del
ataque terrorista, de los actos de soldados israelíes en Gaza?
La
asociación de los judíos con el Estado de Israel resulta facil, casi
natural. Hay quienes ven a los judíos de la Diáspora como
extranjeros, o incluso, como ciudadanos israelíes con una
estancia prolongada en Francia o en otras partes del mundo. Esta
interpretación es particularmente grata a los antisemitas, para
quienes la existencia de un complot judío mundial es una evidencia.
La asociación automática de los judíos al Estado de Israel tampoco
es extraña a los sionistas, quienes, desde los orígenes de ese
movimiento político hace más de un siglo, se presentan como la
vanguardia del pueblo judío. Algunos han llegado a decretar que
cualquier amenaza a la supervivencia del Estado de Israel es una
amenaza a la supervivencia de los judíos, no importa dónde
estos se encuentren. Israel sería así, a la vez, garante y
estandarte del judaísmo mundial. Sin embargo, la realidad es
mucho más compleja.
Así,
al margen de una enorme manifestación de apoyo a Israel, con motivo
de su Día de la Independencia que se desarrolla en pleno centro de
Montreal, judíos jaredís (tradicionalistas), con
levita y sombrero negro, agitan carteles cuanto menos controvertidos:
"¡Detengan
la aventura sanguinaria del sionismo!",
"¡El
sueño sionista se ha convertido en una pesadilla!",
"Sionismo
es lo contrario de judaísmo".
En
los volantes que ellos distribuyen, se lee:
"Peor
que el sufrimiento, la explotación, la muerte y la profanación de la
Torá ha sido la putrefacción interior que el sionismo inyectó en el
alma judía. Ella ha lastimado profundamente la identidad judía.
Él (el sionismo) ha ofrecido una definición laica de la identidad
judía, como un reemplazo de la fe unánime de nuestro pueblo en la
Torá (recibida) del cielo. Ha llevado a los judíos a ver el
exilio como el resultado de una debilidad militar; y también ha
destruido el concepto religioso del exilio como un castigo por
nuestras transgresiones. Ha sembrado la confusión entre los judíos,
tanto en Israel como en los Estados Unidos, haciendo de nosotros un
Goliat opresor. Ha hecho de la crueldad y la corrupción la
norma de sus adeptos.
Es
por eso que el quinto día del mes de Iyar (la fecha de la proclamación
del Estado de Israel según el calendario judío) es un día de pena
extraordinaria para el pueblo judío y para toda la humanidad.
Los círculos ortodoxos lo marcaron con un ayuno y un duelo, haciendo
penitencia con el sayal y la ceniza. ¡Quizás nos merezcamos
poder ver el desmantelamiento pacífico del Estado y el arribo de la
paz entre los musulmanes y los judíos de todo el mundo!
(Israel)."
Los
manifestantes pro-israelíes los acusan de ser traidores y algunos
exclaman que "ellos no son verdaderos judíos". Otros
intentan arrancarles sus pancartas. Finalmente, la policía
antimotines es llamada a fin de interponerse entre los dos grupos judíos.
Las mismas escenas se desarrollan simultáneamente en Nueva York, en
Londres y en Jerusalén.
Estos
episodios de carácter local ilustran un fenómeno mas general que,
sin embargo, es poco conocido por el público, tanto judío como no
judío, el rechazo al sionismo en el nombre de la Torá,
en el nombre de la tradición judía. Este rechazo es tanto más
significativo ya que en ningún caso puede ser calificado de
antisemitismo, contrariamente a los intentos de asimilar cualquier
expresión de antisionismo al antisemitismo.
El
fenómeno puede resultar paradójico. Después de todo, la
asociación que el público hace entre Israel y los judíos es casi
automática: la prensa se refiere regularmente al "Estado judío",
o al "Estado hebreo", mientras que los políticos israelíes
hablan a menudo "en nombre del pueblo judío".
Sin embargo, el movimiento sionista y más tarde la proclamación del
Estado de Israel provocaron uno de los mayores desgarramientos de la
historia judía. Una mayoría indiscutible de los que mantienen
e interpretan la tradición del judaísmo se oponen desde el inicio al
nuevo proyecto de sociedad, al nuevo concepto del judío, a la
inmigración masiva en Tierra Santa y al uso de la fuerza para
establecer ahí su hegemonía política.
De
hecho, tanto los intelectuales sionistas como los rabinos ortodoxos
que se oponen a ello, coinciden en decir que el sionismo representa
una negación de la tradición judía. Según Josef Salmon,
experto israelí en la historia del sionismo: "el sionismo ha
planteado la más grave amenaza ya que buscaría despojar a la
comunidad tradicional de todo su patrimonio, tanto en la Diáspora
como en Erets Yisrael (Tierra de Israel), quitarles el sentido a sus
esperanzas mesiánicas. El sionismo desafiaría todos los
aspectos del judaísmo tradicional: en su propuesta de una identidad
judía moderna y nacional, en la subordinación de la sociedad
tradicional a estilos de vida nuevos, en su actitud hacia los
conceptos religiosos de diáspora y de redención. La amenaza
sionista ha alcanzado a cada comunidad judía. Ella sería
implacable y frontal y solo quedaría oponerle un rechazo sin
concesiones. (Salmon, 1998....)...."
....La
tradición judía preconiza que la única manera de corregir el
comportamiento del otro es adoptar una posición de amor y de respeto,
no obstante, el rechazo al sionismo es a menudo interpretado como un
acto de traición en relación con el pueblo judío. Los rabinos
de la Liberal Jewish Synagogue en Londres formulan claramente
ese dilema: nosotros debemos elegir entre la lealtad a nuestro pueblo
y la lealtad a nuestro dios." (Pags. 13 a 15). "...Al
intentar 'normalizar al pueblo judío', el nacionalismo desafía la
continuidad histórica que se define en términos dicotómicos de
recompensa y de castigo, de exilio y de redención. A fin de
poder contrarrestar la tradición judía que favorece la introspección
antes que una reconquista, los sionistas son obligados a disponer de
la historia para sus propios fines. Así los alumnos de las
escuelas públicas en Israel aprenden los mitos fundadores del nuevo
Estado, y leen las biografías de los grandes sionistas, actores intrépidos
de la historia judía..." (pag. 34)
Yakov
Rabkin, autor de estas palabras, es
catedrático en Historia en la Universidad de Montreal; profesor
invitado en las universidades de Yale y Johns Hopkins en los EEUU,
Louis Pasteur y Paris-Dauphine en Francia, y Bar-Ilan y Hebraica en
Israel. Al margen de su carrera académica, estudió judaismo
con varios rabinos en Canadá, Francia e Israel. Ha escrito
sobre el sionismo y los acontecimiento de Israel para diversos
diarios, como el Baltimore Sun, Suddeutsche Zeitung (Munich), Jewish
Chronicle (Londres), Ha'aretz (Tel Aviv) y The Jerusalem Post.
En
síntesis, por más que los poderosos de este mundo hoy se
congratulen por los "sesenta años de Israel", la realidad
demuestra que esta usurpación territorial y ocupación militar ha
costado millones de vidas en Medio Oriente, y hoy amenaza con
arrastrar a la región a una guerra generalizada, e incluso al planeta
entero a una potencial guerra mundial. Una verdadera Paz
con el Estado de Israel en una ilusión en la que sólo pueden creer
quienes no conocen la verdadera naturaleza del Estado israelí.
Para
entender por qué no hay paz en Medio Oriente, basta con repasar otros
ejemplos históricos por demás elocuentes. Siempre que ha
habido alguna invasión violenta o colonialismo rapaz, la
pacificación se logró recien cuando el invasor o
colonialista es expulsado o, de una forma u otra, se retira de dónde
no debiera estar:
-
Sud
Africa, ocupada durante más de un siglo por una elite blanca
anglo-holandesa, finalmente fue devuelta a sus milenarios
habitantes negros con un gobierno presidido por Nelson Mandela, y
hubo Paz.
-
Argelia,
se quita el yugo colonialista francés logrando su independencia bajo
el movimiento de liberación nacional liderado por Ahmed Ben
Bella, y hubo Paz.
-
Zimbabwe,
la ex-Rhodesia colonial dominada por los ingleses, fue
restituida a sus milenarios habitantes negros y con Robert Mugabe,
hubo Paz.
-
Francia
- la Gran Francia! - invadida en 1940, se quita de encima al
invasor alemán gracias a la tenaz lucha de la Resistance
(grupo de liberación nacional que era el "Hamas" y
Herzbollah" de la época) y, con Charles De Gaulle, hubo
Paz.
-
Vietnam
- logró expulsar a sucesivos invasores coloniales - franceses,
estadounidenses y chinos - y, con Ho Chi Minh, finalmente hubo
Paz.
-
Europa
del Este y Central, tras la caída del Muro de Berlín, se sacudió
el feroz yugo soviético... y entonces hubo Paz...
¿Queda
claro por donde pasa la verdadera posibilidad de Paz en Medio
Oriente y cómo se puede lograr?
¿Hasta
cuándo deberá el mundo tolerar esta terrible mancha en la conciencia
de la humanidad que es la usurpación y ocupación militar de
Palestina por las fuerzas armadas sionistas?
¿Hasta
cuándo tendrán que doblegarse los pueblos del mundo ante la Ley del
más Fuerte y Violento?
¿Hasta
cuándo tendremos que sorportar que una minoría ínfima pero ilegítimamente
poderosa, domine y arrastre a todo el mundo al borde de una probable
guerra de proporciones mundiales?
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