LA SEXTA CUMBRE DE LAS AMÉRICAS LE DICE A EEUU: ¡DEJEN ENTRAR A CUBA!

por Adrian Salbuchi  (*) 


Cuando los jefes de Estado de (casi) todos los países de América se reunieron este fin de semana en la hermosa ciudad colombiana de Cartagena de Indias para participar de la Sexta Cumbre de las Américas, un tema clave fue puesto firmemente sobre la mesa de trabajo: o se invita a Cuba a participar en la próxima Cumbre o… ¡no habrá una próxima Cumbre!

Oficialmente patrocinada por la OEA –Organización de Estados Americanos– con sede en Washington, estas “Cumbres” que desde 1994 se llevan a cabo cada tres años, han sido mayormente instrumentos al servicio de la hegemonía estadounidense sobre su “patio trasero” al sur del Río Bravo.

Cuba

A Cuba se le prohíbe participar debido a que fue expulsada de la OEA en 1963 en el momento más álgido de la Guerra Fría, justo después de la Crisis de los Misiles entre Kennedy y Jruschov, que arrastró al mundo bipolar de entonces al borde de una confrontación nuclear.

Como ocurre con la mayoría de las instituciones multilaterales políticas, económicas y financieras –la ONU, el FMI, el Banco Mundial, NAFTA o la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA)– la OEA es uno de los tantos instrumentos utilizados por los Dueños del Poder Global profundamente enquistados dentro de las estructuras de poder público y privado dentro de Estados Unidos, para imponer su control político, financiero e incluso legal sobre toda América Latina.

Durante esta Cumbre en Colombia, sin embargo, al menos se empezaron a abordar algunos temas clave, lo que explica porqué no se pudo acordar ninguna declaración final entre todos los participantes: Estados Unidos y su puñado de aliados regionales se resisten siquiera a referirse a esos temas clave.

Y no se trata tan solo de la injusta e irracional exclusión de Cuba. También se trata de temas fundamentales como la amenaza a la seguridad regional representada por la militarización británica (y estadounidense) del Atlántico Sur en las Islas Malvinas; de los crecientes problemas emergentes de la pobreza, el hambre y las relaciones comerciales injustas y desequilibradas en la Región; y de la perversa dominación cultural y la supuesta “guerra contra el narcotráfico”.

Estos graves problemas estructurales son sistemáticamente abordados desde una posición centrada en los intereses estadounidenses, que se basan sobre “medias verdades y completa hipocresía”. Ello garantiza que jamás se resuelvan, sencillamente porque jamás se plantean correctamente.

La deuda externa pública latinoamericana

Veamos los problemas sociales provenientes del hambre y la pobreza, por ejemplo. En países como Argentina, Ecuador, Bolivia, Paraguay, México –incluso en Brasil– los mismos se encuentran íntimamente ligados a décadas de explotación por la estructura financiera de mega-bancos globales que ha logrado ingenierizar, consolidar y macro-administrar enormes fraudes de deuda soberana ilegítima, incluso ilegal.

De esta manera, lograron robar cientos de miles de millones de dólares a toda nuestra región, gracias al apoyo de gobernantes títeres locales que operan como sus gerenciadores. Los mismos son sistemáticamente financiados y llevados al poder a través de procesos formalmente “democráticos”, controlados por el dinero, todo al mejor estilo norteamericano con lo que se garantiza que nada cambie jamás, lo que hace que ninguno de estos problemas se resuelva jamás.

La guerra contra las drogas 

También veamos lo que pasa con la narco-violencia en países productores de drogas como México, Colombia, Bolivia, así como en la mayoría de los países latinoamericanos. El enfoque estadounidense consiste en abordar el narcotráfico como un problema policial que se resuelve con intensa “asistencia militar y de seguridad” estadounidense dentro de esos países. 

Se procura, sin embargo, ignorar el hecho de que el problema clave del narcotráfico yace en la gigantesca demanda generada desde Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea. Problema potenciado por las gigantescas ganancias que el narcotráfico le depara a los mega-bancos, que reciclan y refluyen esos miles de millones de dólares a través de su complejo sistema financiero global.

Ello no solo refleja lo profundamente enferma que está la sociedad norteamericana, británica y europea, sino también la manera en que el supuesto “poder blando” de esas potencias –con sus películas de Hollywood, sus violentas series de TV, su música “rap”, MTV y otros instrumentos de guerra psicológica global- promueve e instala una sub-cultura subversiva favorable al consumo de drogas en todo mundo, particularmente entre los jóvenes, con los devastadores resultados que acarrea.

La seguridad regional

En los años de la Guerra Fría, Estados Unidos le impuso a Latinoamérica una estrategia de seguridad regional centrada en la “lucha contra el comunismo”; hoy, esto se ha transmutado en un rol subalterno para nuestra región en la supuesta “guerra contra el terrorismo”.

El hecho de que desde 1982 exista una base militar nuclear británica en Islas Malvinas; que George W. Bush reactivara la Cuarta Flota del Atlántico Sur en 2008; o que desde hace décadas contingentes oficiales y clandestinos de militares norteamericanos, británicos e israelíes operen dentro de Colombia, Paraguay, México y Argentina es ignorado por completo.

Al reunirse por sexta vez los jefes de Estado de las Américas, las cosas pareciera que ya no van tan bien para los EE. UU. en nuestra región. Para empezar, el anfitrión, presidente Juan Manuel Santos de Colombia –tradicional aliado de EE. UU.– inauguró la Cumbre diciendo que “sería inaceptable que haya futuras Cumbres sin la presencia de Cuba”. Un discurso muy alejado de los que solía hacer el muy pro-norteamericano ex presidente Álvaro Uribe, quien abriera las puertas de su país a la presencia militar norteamericana.

Tristemente, el presidente Hugo Chávez de Venezuela –la principal voz al momento de señalar las intromisiones inaceptables de EE. UU. en la región- estuvo ausente debido al tratamiento médico contra el cáncer que recibe en Cuba. A su vez, los presidentes Daniel Ortega y Rafael Correa, de Nicaragua y Ecuador respectivamente, decidieron no participar a raíz de la exclusión de Cuba.

Democracia

Mientras tanto, la secretaria de Estado norteamericana Hilary Clinton dijo que antes que Cuba pudiera ser readmitida en la OEA, “debe haber una oportunidad para una transición hacia la democracia completa en Cuba”.

“¿Democracia completa”? Nadie niega que Cuba no tenga una democracia ideal (¡sea lo que eso sea!) pero, admitamos que tampoco la tiene Estados Unidos. ¿O, acaso EE. UU. -o el Reino Unido, o Europa, o Argentina, Brasil o México- disfrutan de “democracia completa” cuando la elección de todos sus presidentes, vicepresidentes, gobernadores, senadores, diputados e intendentes sistemática y directamente está atada a los cientos de miles de millones de dólares volcados en sus campañas y procesos electorales? ¿Qué clase de “democracia” es esa?

Hasta el presidente Barack Obama sentirá la presión del “Poderoso Caballero es Don Dinero” en este año electoral, cuando tenga que medirse contra su rival republicano Mitt Romney, cuya mayor virtud consiste en que….¡posee una fortuna personal de 250 millones de dólares! 

Claramente, la fuerza política no se base sobre ideas y valores, sino sobre enormes cantidades de dinero desparramado desde los corredores del poder en Washington y desde las salas de directorio de Nueva York. Que se trate de fortunas personales como las de Romney o los Bush, o de dinero corporativo proveniente de las arcas de Halliburton, Goldman Sachs, ExxonMobil, Enron, AIG, JPMorganChase; o de ambas cosas a la vez, lo mismo da. ¿Es esta la “democracia completa” pregonada por los EE. UU.?

Tal como lo refleja claramente el caso de Argentina, la “democracia” de corte norteamericano sistemáticamente desemboca en gobiernos groseramente corruptos, poblados de ladrones, farsantes e ignorantes. 

¿Es esto lo mejor que nos puede ofrecer la “democracia completa” 'clintonita'? Gobiernos “por los ricos, para los ricos y de los ricos”? 

En última instancia, la “democracia completa” impuesta por EE. UU. termina siendo “la mejor democracia que el dinero puede comprar…”.

En el caso de Cuba, si se tienen en cuenta el medio siglo de agresiones norteamericanas contra ese país –que incluye intentos de invasión militar y reiterados atentados contra la vida de Fidel Castro– entonces se comienza a entender la altamente defensiva estrategia de seguridad nacional adoptada por esa nación-isla que ha frustrado toda esperanza democrática. 

¿Pero, podemos decir realmente que la débil “democracia” cubana sea menos “completa” que la falsa “democracia” norteamericana?

Cuando de pecados de lesa democracia se trata, ¿quién tiene las manos limpias para arrojar la primera piedra?

Claramente, Cuba deberá participar de la Séptima Cumbre de las Américas, cuando se convoque dentro de tres años, caso contrario no habrá –ni debiera haber– ninguna otra Cumbre de las Américas.



(*) Adrian Salbuchi es analista político, autor, conferencista y comentarista de radio y TV en Argentina. www.asalbuchi.com.ar