¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE POR LOS CRÍMENES EN SIRIA?

por Nadia Khost (*)


Hace tan solo un año, los sirios vivían en paz. 

Lo ignoraban todo sobre el armamento que el ejército descubría en los escondrijos de las milicias o cuando las armas entraban desde Turquía o el Líbano. Los sirios nunca habían visto los obuses, los fusiles y las metralletas de todas clases, las bombas ensordecedoras, los obuses antitanque, los revólveres, los aparatos de espionaje, los catalejos de visión nocturna, las cargas explosivas, los chalecos antibalas.

Ahora sabemos que la muerte también puede venir en una garrafa de gas o en bidones de aceite. Sabemos que cada uno de nosotros puede morir en una explosión o en un ataque de las bandas armadas si su nombre figura en sus listas de gente a eliminar. Pero, a pesar de eso, el Consejo de los Derechos Humanos de Ginebra se niega a reconocer que lo que pasa aquí es la eliminación de nuestra seguridad, la abolición de nuestro ritmo de vida normal. ¡Y va a buscar a los culpables entre las víctimas! 

Ahora bien, nosotros, los que vivimos en Siria y no en un país occidental, conocemos la verdad que Occidente y sus instituciones “humanitarias” no quieren reconocer. Tenemos in mente dos imágenes. La imagen – mostrada una única vez en la televisión siria – de una familia, en Baba Amro (un barrio de la ciudad de Homs): alrededor de una mesa servida, se vieron los padres, los niños y los tíos, tal como habían sido asesinados; sobre la pared, sus asesinos habían escrito, con la sangre de las víctimas, el nombre de la brigada que había perpetrado el crimen. La otra imagen es la de una mujer que vive en Duma, (un suburbio de Damasco) que relataba que las milicias habían amarrado y conducido a un joven a la plaza pública obligando a la gente, a punta de metralleta, a asistir a su ejecución. 

El día siguiente ejecutaron a otros de la misma manera. Y ese mismo día, Ayman y Fahd Arbini – en compañía de Zaher Qweider de Al-Qaeda – dispararon, simultáneamente, obuses RPG sobre la iglesia de Arbin, (otro suburbio de Damasco) y sobre el colegio islámico. Estos crímenes tuvieron lugar en zonas bajo el control de las bandas armadas. ¿En qué proyecto se inscribe este terrorismo? ¿Quién es el responsable por estos crímenes?

Uno de los criminales detenidos en Baba Amro relató – como contando una historia banal – que mató y violó a mujeres dado que los jeques de su Consejo militar le habían comunicado vía una fetua [1] que el asesinato y la violación eran legales. No es asombroso: los jeques wahabitas de Arabia Saudita que convocan sus partidarios al Yihad contra el Gobierno sirio, al igual que Kardawi, el jeque de Al-Jazeera, pronuncian fetuas legalizando el asesinato de alauitas, cristianos, drusos y sunitas favorables al Gobierno. Las bandas armadas que realizan estas fetuas reciben dinero de Qatar y Arabia Saudita, así como drogas que el ejército sirio confisca en grandes cantidades junto con las armas. 

Entre el botín encontrado en Baba Amro se encontraron distintas armas, divisas occidentales e israelíes, pasaportes – incluyendo un “pasaporte para el paraíso” [2] – y material de comunicación sofisticado. Estos jeques no conocen la recomendación formulada, en los albores del Islam, por el Califa Omar bin el Khattab: “No maten mujeres, ni niños, ni ancianos; no corten árboles y dejen a los monjes en sus conventos.” Estas fetuas explicarían por qué, el 7 de marzo de 2012, un hombre confesó, sin dolor ni remordimiento, que mató a cincuenta hombres y violó a decenas de mujeres. 

Es lo que comúnmente solemos llamar “conquista”. Las bandas armadas “conquistaron” las mujeres y el dinero de las víctimas, saquearon las instituciones públicas, detonado con explosivos a las ambulancias y a los automóviles municipales y particulares. Ayer, un ciudadano de Homs se quejaba de un francotirador que había “conquistado” las calles que controlaba desde lo alto de una terraza. Entre los muertos que produjo, había un niño de 11 años, Malek el Aktaa. 

¿Cuál es el objetivo de este terrorismo? Quebrar a la sociedad siria, infligir pérdidas al ejército, dividir Siria, paralizar la producción agrícola, industrial y artesanal. En resumen: destruir la estructura del Estado. En los barrios que controlaban, las bandas armadas impidieron a los niños ir a la escuela, a los estudiantes a ir a rendir sus exámenes. Mataron a obreros que se dirigían a sus fábricas; impidieron a los campesinos ir a sembrar sus tierras y cortaron el abastecimiento de las centrales eléctricas; asesinaron a hombres de negocios y a profesores universitarios. Destruyeron la vida allí donde se instalaron. El 11 de marzo de 2012, en Homs, secuestraron al político Mosbah Al Chaar y en Alepo asesinaron al campeón de boxeo Ghiath Tayfour, del mismo modo en que antes habían asesinado a un campeón de natación y habían hecho saltar por los aires un puente en la región de Al Ghab. 

El informe de la Comisión de los observadores árabes – que visitaron los lugares donde se produjeron estos acontecimientos y entrevistaron a las víctimas – ha revelado que el mandato de la Liga Árabe dirigido a Siria no menciona las bandas armadas. Y que estas bandas atacaron a civiles y a las instituciones públicas y privadas, obligando al ejército regular a responder. La Liga Árabe, dirigida hoy por Qatar y Arabia Saudita, especuló con que Siria se negaría a recibir a la Comisión. Luego imaginó que el informe redactado por los observadores iría en el sentido de su proyecto de legalizar una intervención militar. Pero la atrocidad de los crímenes, la fuerza con que las víctimas expresaron su dolor, y la conciencia política de los sirios, permitió que las personas honestas de la Comisión transmitiesen la verdad. Es por eso que, más tarde, la Liga Árabe desconoció el informe y exigió la dimisión del jefe de la misión que rechazó el cheque en blanco propuesto por Qatar. [3] 

¿Por qué entonces los dirigentes occidentales y las instituciones internacionales no aprobaron ese informe, redactado por militares y especialistas en seguridad, que documentaba los acontecimientos tal como ocurrieron en el mismo lugar de los hechos? Prefirieron adoptar lo que elaboró minuciosamente la "Organización siria de derechos humanos", con sede en Londres. Una organización representada por un único individuo que pertenece a los Hermanos Musulmanes y que se limita a inventar "informaciones" difundidas sobre pedido. El problema no reside solamente en el hecho de que estos dirigentes occidentales, que sostienen la guerra contra Siria, no quieran reconocer que son ellos los verdaderos autores de los crímenes y las violaciones a los derechos humanos. El fondo del problema es que están ejecutando una estrategia encaminada a destruir el Estado sirio. 

Esto demuestra que los políticos occidentales se convirtieron en vasallos ciegos del proyecto sionista estadounidense. Y que Sarkozy y Bernard Henri Lévy consiguieron enterrar la política que Francia tenía para con los árabes y que fue instaurada por de Gaulle. Cuando escuchamos a Alain Juppé, de ninguna manera nos viene a la memoria el General de Gaulle. Tenemos más bien la impresión de estar escuchando a Oliva-Roget que ordenó el bombardeo de Damasco en 1945 [4] . Esta es la razón por la que nos parece que la carta de Laulan a Juppé [5] – recordándole que la guerra contra Siria no sirve los intereses de Francia – sugiere también que la dignidad de Francia implica que los franceses no se conviertan en vasallos del proyecto sionista estadounidense.

Dejemos, pues, de lado los términos que habitualmente se usan traicionando su sentido: “derechos humanos, revolucionarios, ejército sirio libre, defensa de los ciudadanos sirios”. Los dirigentes occidentales deben saber que las “revoluciones”, suponen un programa político nacional, que es la causa que abrazan los hombres de envergadura y los pensadores, y los poetas. Una causa basada en la lealtad a la Patria, que nace de esta Patria, y no una causa iniciada por una decisión externa como la historia de las luchas árabe-israelíes que se caracterizan por ser guerras de agresión israelíes. Uno de los primeros principios de los revolucionarios patrióticos es no recibir ayuda o armas israelíes. Y de respetar los principios fundamentales que les impone el no olvidar que el enemigo no es la confesión de enfrente, sino que el enemigo, el agresor, es Israel, así como el imperialismo Occidental que vela por la seguridad de Israel y se burla de la seguridad de los árabes. Los dirigentes occidentales conocen estas verdades, pero dedican sus esfuerzos al fraccionamiento de los países árabes y al embargo contra Irán. Su proyecto contempla destruir o debilitar a Rusia, a China, y a los países de la antigua Unión Soviética. Han infringido leyes del derecho internacional, han infiltrando sus agentes en Homs donde dirigieron la guerra del “Emirato islámico de Baba Amro” con bandas salafistas y de Al Qaeda. En el Consejo de Seguridad de la ONU intentaron por tres veces autorizar la injerencia en Siria. Pero el hecho de que la aviación israelí bombardee a Gaza, que haya matado – tan solo el 10 de marzo – dieciocho personas, entre ellos varios niños, y que los colonos israelíes destruyan los monumentos palestinos islámicos y cristianos, y judaícen la Jerusalén histórica, todo eso no atrajo su atención en lo más mínimo. 

Estos dramas nos permiten concluir que la política occidental no refleja solamente un hundimiento moral que adopta la mentira y la falsedad, sino también un hundimiento político y una ceguera mental. Esta política conspira contra Siria. Un país que se distingue por un tejido social donde se mezclan en una unidad nacional las religiones, las confesiones y las “etnias”. Un país que se distinguía hasta hace poco por una seguridad raramente hallable en Occidente y por una cultura humana orgullosa de lo que aportaron las grandes revoluciones a la humanidad. Un país que traduce las obras de la literatura mundial, que escucha la música clásica como escucha la música local, y cuyas mujeres participan en la vida productiva y pública que el pueblo pretende mejorar. La política occidental utiliza la guerra, la diplomacia, los medios de comunicación, las organizaciones internacionales, y las armas sofisticadas; se basa en regímenes despóticos que no tienen Constitución ni Parlamento, que acogen en su territorio bases militares estadounidenses y que matan a los manifestantes en Bahrein y en Qatif en Arabia Saudida. 

¿Cómo se explica la colaboración del Occidente con combatientes de Al Qaeda que figuran en las listas del terrorismo internacional y a quienes Qatar y Arabia Saudita financian en su guerra contra Siria? ¿Cómo explicar la fingida ignorancia occidental de la posición de los cristianos sirios que están presentes en el lugar de los combates defendiendo la estructura social y condenando la intervención sionista occidental? ¿Por qué Occidente no escucha al Patriarca maronita del Líbano, pero sí a las bandas takfiristas que asesinan a los cristianos sirios y atacan sus monasterios e iglesias, que los musulmanes respetan y honran? 

Al Zawahiri (líder de Al Qaeda) reivindicó los atentados de Damasco y Alepo. Informes oficiales dan prueba de encuentros entre los servicios secretos franceses y británicos con combatientes libios de Al Qaeda. Los sirios se enteraron de que los servicios secretos franceses y británicos operaban en Baba Amro junto con las bandas de Al Qaeda. Los medios de comunicación sirios se abstuvieron de mostrar por televisión a estos infiltrados extranjeros para no alimentar la cólera experimentada frente a este atropello occidental a la soberanía siria. En lugar de exponerlos, la sabiduría siria prefirió controlar la situación en Baba Amro. Cientos de hombres armados se rindieron al ejército sirio cuando la protección occidental se retiró, lo cual confirma la responsabilidad del Occidente en los crímenes que cometen las bandas armadas. 

Y no se trata solamente de los asesinatos y de los saqueos, sino también de la destrucción de la infraestructura básica cuyo precio pagará el pueblo sirio. Se trata de la voladura de los oleoductos y gasoductos, de las instalaciones eléctricas, de las estaciones de agua, del incendio de escuelas, de la destrucción de los hospitales, del saqueo de los edificios públicos por las bandas armadas. Afirmamos pues que Occidente se burla de la protección de los cristianos, de los monasterios e iglesias, ya que los cristianos son patriotas que rechazan la injerencia y condenan la conspiración sionista occidental. A los cristianos sirios no se les escapa que los pretendidos “revolucionarios” son bandas de criminales y que las sanciones europeas tienen por objeto vengarse del pueblo sirio, cuyos cristianos son parte integral del mismo. ¿Es sorprendente que estas verdades no lleguen a los ministerios de relaciones exteriores occidentales? 

En todo caso las instrucciones dadas por la oposición externa son: “¡no miren los canales de televisión sirios, ni la cadena al-Dounia, no voten por la Constitución!” Parece que los Clinton, los Juppé y los Cameron no quieren ver tampoco los entierros de miles de soldados y oficiales del ejército muertos por las bandas armadas [6] ; ni ver los honores rendidos a estos mártires por los lugareños. ¿No vieron tampoco que millones de sirios invadieron las plazas, manifestando así su repudio por la conspiración del Occidente sionista contra Siria? ¿No vieron el nivel de conciencia política que distingue al pueblo sirio? ¿No oyeron el clamor de las mujeres, con velo o sin él, y su protesta por la injerencia extranjera en los asuntos internos de Siria? No lo ven, porque solo quienes tienen la conciencia despierta y son libres pueden ser sensibles ante los dolores humanos y apreciar la dignidad nacional siria. ¿Es concebible que los “defensores de la democracia” no hayan notado que la nueva Constitución prohíbe los partidos políticos fundamentados sobre una base religiosa o étnica, y garantiza el respeto de las libertades personales y religiosas? ¿No se notó el gran debate nacional? ¿En qué otro país se discutió un proyecto de Constitución en asambleas, en centros culturales, en la universidad, en la televisión, en múltiples reuniones? He visto un ejemplar de la Constitución en las manos de colegiales y estudiantes universitarios; la gente expresó su dictamen, y en el Parlamento se manifestaron los políticos en desacuerdo con el artículo 3° de esa Constitución.

La cuestión no es la de los derechos humanos ya que, si ése fuera el caso, Juppé, Cameron y la Sra. Clinton deberían haber reaccionado frente a la agresión permanente al pueblo palestino, y frente al menosprecio de Israel por a las decisiones internacionales que prohíben la judaización de los territorios ocupados y la metamorfosis de sus características. Hubieran debido condenar los crímenes que cometió Israel en el Líbano, y meditar sobre las violaciones de los derechos humanos en Libia. La “comunidad internacional” debería haber examinado las declaraciones de los oficiales israelíes que amenazan con bombardear las instalaciones nucleares iraníes y juzgarlos por amenazas de guerra. Pero la lógica se ha desvanecido. No se condena al Estado de Israel que posee bombas atómicas y que se niega a permitir que se visiten sus instalaciones nucleares. Israel amenaza a Irán que no posee armas nucleares y que acepta las visitas a sus instalaciones nucleares. Mientras el Organismo Internacional de Energía Atómica difunde los nombres de los científicos iraníes, lo cual facilita su asesinato…

Se vio al Presidente Obama comportarse como un dócil colegial delante de Netanyahu, garantizando el “derecho de Israel a defender su seguridad”, (¡una seguridad que se extiende desde Israel a Egipto, Libia e Irán!) y garantizando su compromiso de asegurar la supremacía militar de Israel. Así vimos, en un plano simbólico, la concordancia entre el proyecto occidental y el proyecto sionista. Esta es la razón por la cual el Sr. Juppé apenas difiere de la Sra. Clinton. Su arrogancia no deja de recordar la de un gobernador durante el período de ocupación. Estos acontecimientos permitieron sacar a la luz una vez más la influencia sionista sobre el partido comunista y el partido socialista francés. ¿No es irónico que Bernard Henri Lévy, el sionista, se defina como socialista? ¡Y que cite a Marx en su libro sobre sus misiones durante la invasión a Libia donde se declara “fiel a su judaísmo y su sionismo”! ¿El partido comunista francés no notó lo que es el sistema político de Arabia y Qatar, y lo que son las bandas takfiristas utilizadas en la guerra contra Siria? De ello se desprende que Occidente no colabora sino con quienes tienen vínculos con Israel y privilegian la seguridad de este último por sobre la seguridad nacional árabe. ¡Esta es la razón por la cual Basma Kodmani [7] reconoció que “Israel es una necesidad”! Algunos miembros del Consejo de Estambul aseguraron que establecerán vínculos con Israel. En esta concordancia se inscribe la colaboración de los servicios secretos israelíes, qataríes, y sauditas con las bandas armadas equipadas con armas israelíes descubiertas en escondrijos en Duma, en el suburbio de Damasco, y en Baba Amro. Este Consejo, apoyado por Juppé y Clinton, cometió lo que el pueblo sirio no perdona: facilitar la injerencia extranjera política y militar en Siria manteniendo vínculos con Israel y el sionismo. En este clima, paradójicamente, Occidente acusa a las víctimas de los crímenes que él mismo cometió por medio de sus bandas armadas. Por eso no nos asombra que consideren a AbdelKarim Belhaj, a Al Mahdi Harati, a Al Zawahiri, al emir de Qatar, y al rey de Arabia Saudita como “demócratas revolucionarios” y que, de paso, borren de sus mentes al Che Guevara y a Manolis Glezos!

¿Es posible cambiar la estrategia occidental para disipar el peligro de un incendio en Medio Oriente? El punto notorio es que hay potencias con estrategias diferentes que intentan, con fuerza y sensatez, estabilizar las relaciones internacionales. Se trata de grandes potencias económicas con intereses, con una visión y una estructura. El discurso pronunciado por Putin el 10 de febrero de 2007 en la 43ª Conferencia sobre seguridad en Munich, así como su último artículo, ponen de manifiesto que Rusia ya no es el país que Occidente violó salvajemente después del hundimiento de la Unión Soviética. Forma parte actualmente del grupo del BRICS, y está firmemente decidida a establecer nuevas relaciones internacionales. En ese grupo muchos pueblos ven la liberación del yugo del mundo unipolar, la salida tanto del caos como de la denegación del derecho humano e internacional. Leemos esa esperanza en la apelación de Theodorakis que menciona a Rusia para salir de la crisis. Su mensaje, plasmado en “La verdad sobre Grecia” [8] denuncia la estrategia diseñada por el FMI: “no es ya el Estado-Nación el que progresa sino los bancos”. Es necesario expresar esta idea con otras palabras: “son los bancos y la guerra los que fabrican la miseria del pueblo y matan las identidades nacionales”. Prueba de ello son las palabras de Sarkozy a la delegación del Consejo de Transición Libio: “debemos enseñarle a vivir al pueblo griego”. Los bancos occidentales no sólo desnudan al pueblo, sino que lo humillan. ¡Como si no hubiésemos descubierto antes que Rusia, China, Irán, Brasil, Sudáfrica, y América Latina, son los espacios humanos y económicos de alternativa en Occidente!

La sangre de las víctimas con la que los libios de Al Qaeda escribieron sobre la pared de la familia asesinada: “de Misrata vinimos para liberar Siria” y las ruinas de Baba Amro – allí donde los servicios secretos franceses y británicos dirigieron la guerra – dibujan un cuadro en donde se reúnen Al-Qaeda, los jeques petroleros despóticos, las bandas de mercenarios, los dirigentes occidentales, los servicios secretos occidentales, los regímenes cortadores de cabezas sauditas, y el oportunista qatarí. Un cuadro muy significativo que no autoriza a sus personajes el dar a los sirios lecciones sobre derechos humanos o sobre democracia ¡Pero que exige juzgar a los dirigentes de Occidente y del Golfo que planearon y financiaron los crímenes en Siria!


(*) Escritora siria — autora de numerosas obras, ensayos, y novelas cortas sobre historia, arquitectura, conservación y protección del patrimonio de la Civilización Árabe — vive en Damasco.


Notas

[1] )- Una fetua (o fetwa) es un pronunciamiento legal emitido por un versado en la Ley religiosa – por ejemplo un muftí – sobre una cuestión en la que la jurisprudencia islámica no es unívoca. 

[2] )- El Islam sostiene que, si un musulmán muere en un acto de servicio a Alá – como, por ejemplo, en un Yihad – le está garantizado el acceso al Paraíso. Un documento certificando que una persona ha muerto efectivamente en un combate de estas características se menciona popularmente a veces como un “pasaporte al Paraíso”.

[3] )- El jefe de la misión de observación de la Liga Árabe en Siria fue el general sudanés Mohamed Ahmed Mustafá al-Dabi.

[4] )- El General Frenand Olive, también llamado Oliva-Roget, bombardeó Damasco bajo mandato francés el 29 de Mayo de 1945.

[5] ) «Lettre ouverte à Alain Juppé sur la Syrie», d’Yves-Marie Laulan, 10 février 2012. http://www.laulan.fr/2012/lettre-ouverte-a-alain-juppe-sur-la-syrie/

[6] )- Han muerto más de 3.000 soldados y oficiales sirios.

[7] )- El Consejo Nacional Sirio (SNC) exige la intervención extranjera y armada. Creado en agosto, hizo su debut a principios de octubre de 2011 en Estambul. Su objetivo es coordinar las acciones contra sus opositores y contra Bashar al-Assad en Siria, así como contra terceros países. El CNS fue reconocido inmediatamente por Sarkozy y, a continuación, por Cameron y Obama.

[8] )- http://www.silviacattori.net/article2870.html