Revista
Siempre!, Mexico, domingo 16/7/06 Uno de los libros que explica con precisión la actual degradación que sufrimos es el mortal virus del homo democraticus o último hombre en términos de Nietzsche. De ahí que resulte aleccionador releer Diálogos de doctrina antidemocrática del ideólogo inconformista y disidente radical del establishment, el ejemplar portugués Antonio José de Brito, doctor en filosofía y ciencias políticas, quien luego de la caída por implosión del vetusto e inoperante salazarismo, del caetanismo y de la cursimente calificada revolución de los claveles del infausto 25 de abril de 1975, afirma su fe indeclinable en su postura doctrinaria, con todo el escándalo que provoque entre los bienpensantes políticamente correctos: El Fascismo es mi fe y con ella procuraré dar un testimonio no indigno en esta hora en que se inicia la persecución. Me pregunto: ¿no hay un gesto superior de virilidad trascendente en asumir el vivir peligrosamente…? La obra de Brito no tiene desperdicio, es un compendio de las críticas a la democracia desde Platón hasta Hegel que resulta devastadora para el demoliberalismo. Hoy que se vive en una circunstancia de rivalidad interna con una tiranía mediática y usurocrática de derecha, proclamo desde este espacio mi absoluto repudio al gobierno bastardo y espurio de Felipe Calderón y mi adhesión inquebrantable a la voluntad de crítica antidemocrática. Sí, soy un francotirador y no abdico de mí postura así se me
estigmatice
como afirma Federico Müggenburg, máximo ideólogo de la ultraderecha del
Yunque en una carta pública: nazi, hereje e hiperbóreo. ¡Ay nanita! Lo
que naturalmente es una exageración y una serie de calificativos que en
sentido estricto no merezco, conviene para cerrar este espacio citar al
divino Platón: Al referirse a las formas de gobierno define: El primero y
más elogiado es el famoso gobierno de Creta y Lacedemonia (aristocracia);
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