Simplemente diremos, que nuestra XII Table Ronde ha confirmado
su papel de gran encuentro identitario. Donde toda la gente seria
son bienvenidas y donde muchos vienen a recargar energías, reencontrar
amigos y camaradas, hacer provisión de revistas, libros, CD,
DVD, objetos artesanales e identitarios. Expositores y compradores
se mostraban satisfechos. Por lo tanto, también nosotros.
Registramos 472 entradas pagadas. Si añadimos los expositores,
los oradores y los camaradas movilizados para las diversas tareas
de acogida y seguridad, tenemos la cifra de entre 500 y 600 personas,
las que se han encontrado en ese lugar, siempre tan soberbio,
de Villepreux.
Bajo la presencia del profesor Jean Haudry, los oradores, cada
uno en su registro, han demostrado que, en toda Europa, la libertad
para la Historia es entorpecida y está prisionera de los poderes
locales, que difunden en versión oficial, políticamente correcta,
de los acontecimientos que han forjado, durante milenios, el destino
de los pueblos europeos.
Enrique Ravello ha demostró el mecanismo
perverso que, en la España de Zapatero, nos quiere hacer creer
que los “republicanos” de la guerra civil española eran blancos
como palomas y los “nacionalistas” fueron horribles torturadores...
aunque sepamos lo que eminentes historiadores, varios de ellos
de izquierdas, han puesto en evidencia: que el Bien no estaba
de un lado y el Mal del otro, sino que, como siempre en la Historia,
podemos encontrar lo mejor y lo peor en los dos bandos.
Gabriele Adinolfi recordó es que para
Italia: más allá de las cuestiones partidistas, la figura de
Mussolini está intregrada, enteramente, en la historia de
Italia. Tomislav Sunic, analizó con pertinencia en qué
medida la ideología victimista crea una visión fantasmagórica
de la Historia, que deforma y caricaturiza las realidades.
En cuanto a Pierre Krebs, denunció con su habitual fogosidad
ese asesinato de la memoria por el que se quiere condenar a
los alemanes a una arrepentimiento y amnesia eternos. Por su
parte, H. P. Falavigna denunció el mecanismo de desinformación
que, en Occidente, intenta diabolizar a la Rusia de Putin, el
ejemplo de los niños de Beslan sirvió como triste y criminal
ilustración. Eric Delcroix es, por su experiencia,
profesional en el corazón del complot permanente urdido
contra la libertad de la Historia ya que este abogado de gran
talento lucha desde hace tiempo para que sea reconocido, en
Francia (en teoría la “patria de los derechos humanos”)
el derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Entre
medio, nuestro camarada portugués, Duarte Branquinho dio
testimonio de que también en su parís, el combate por la
libertad es permanente.
En su conclusión Pierre Vial apeló a todos a ser conscientes
de que la libertad para la Historia es hoy una cuestión vital
para los europeos, porque su derecho a la identidad pasa por
su derecho a la memoria, nuestra memoria.