NACE UN MONUMENTO AL TERROR Agustín Laje Arrigoni (*) - agustin_laje@yahoo.com.ar Especial para "La Nueva Provincia" Un monumento a las "Víctimas del Terrorismo de Estado" que lleva varios años en construcción verá hoy la luz, en la costanera porteña, donde se exhibirá una suerte de placas homenaje con el nombre de quienes --según explican los impulsores del proyecto-- "murieran por ideales de justicia y equidad". Resulta muy llamativo --pero no menos alarmante-- el hecho de que las placas no mostrarán sólo a los abatidos por el Proceso, sino que extenderán el homenaje a todos los terroristas caídos desde 1969 en adelante, los que serán presentados en sociedad, entre bombos y platillos, como verdaderos héroes cívicos. La glorificación y apología al terrorismo de los setenta se ha convertido en moneda corriente para nuestro gobierno. Al parecer no se equivocaba el montonero poeta Juan Gelman cuando afirmaba que "Si te morís qué importa, cuando triunfemos va a haber una escuela con tu nombre". (1) No estamos en condiciones de afirmar la victoria montonera, pero seguramente a estas alturas no nos sorprendería presenciar el bautismo de instituciones educativas con el nombre de delincuentes subversivos. El citado monumento que pretende ser un aporte a la "memoria, verdad y justicia", limitará el recuerdo a quienes ellos denominan "Víctimas del Terrorismo de Estado", apartando una vez más de la memoria oficial a las víctimas del terrorismo marxista, sistemáticamente discriminadas por las tuertas organizaciones de Derechos Humanos. En efecto, no habrá lugar para los Larrabure, los Ibarzabal, los Rucci, los Viola, los Lucioni, los Aramburu y los 1.501 asesinados por las hordas subversivas. Todo lo contrario: entre las placas podremos leer los nombres de sus victimarios; los nombres de quienes, mediante prácticas terroristas, quisieron instalar una dictadura comunista en nuestro país. Lo cierto es que al conectar con la base de datos del Parque de la Memoria (lugar donde se alzará el monumento) tuve acceso a los nombres de los homenajeados por el proyecto. Entre ellos se encuentran los jefes de la banda terrorista Montoneros, Fernando Abal Medina, Horacio Alberto Mendizábal, José Sabino Navarro, Carlos Alberto Hobert, Marcos Osatinsky, entre otros. Debemos destacar que Abal Medina fue responsable y partícipe de múltiples asesinatos, entre ellos el del ex presidente Pedro Aramburu, secuestro mediante, perpetrado por Norma Arrostito y Carlos Capuano Martínez (quienes también tendrán sus placas-homenaje). Por su parte, Hobert, de manera distendida confesaría años antes de su muerte, que "la primera acción que hacemos es muy graciosa. Asaltamos un hotel alojamiento del cual sacamos la hermosa suma de 120.000 pesos" (2). Al parecer las organizaciones de Derechos Humanos que preparan el homenaje consideran que secuestrar a un ex presidente para luego asesinarlo constituye un acto de heroísmo en busca de la "equidad social", y que robar grandes sumas de dinero de un hotel, es un ejemplo de "valentía y justicia". Los jefes del trotskista ERP también tendrán su lugar en el monumento. El nombre del comandante en jefe erpiano, responsable de decenas de asesinatos, veintenas de secuestros e innumerables atentados, Mario Roberto Santucho, ya tiene un lugar entre las placas, al igual que los jerarcas Benito Urteaga, Antonio del Carmen Fernández, Martín Salvador Falcón y Manuel Negrín, caídos en Tucumán cuando pretendían hacer de la provincia una "zona liberada" y separarla de la República Argentina. La malicia del proyecto en cuestión resulta evidente y se materializa en el hecho de agregar a la nómina, haciéndolos pasar por "víctimas del terrorismo de Estado", a terroristas condenados a muerte por sus propios compañeros, tal el caso de Roberto Quieto, cabecilla de las FAP y luego de Montoneros. Al respecto, deja en claro el marxista y colaborador de la banda subversiva, Pablo Giussani, que "la conducción montonera anunció la condena a muerte de Roberto Quieto".(3) Otro caso similar a citar es el del terrorista Fernando Rubén Haymal, que figurará como una víctima más del "terrorismo de Estado", cuando en realidad fue fusilado por sus propios compañeros guerrilleros, tal como informó el ERP en su Parte de Guerra del 3 de septiembre de 1975 donde se puso de manifiesto que "en el día de la fecha a las 18.45 horas fue ubicado Fernando Haymal, alias Valdés, el cual fue introducido a un coche y ejecutado en el acto en cumplimiento de la sentencia dictada por el tribunal Revolucionario con fecha 26 de agosto de 1975". (4) Como es bien sabido, los integrantes de las bandas guerrilleras llevaban siempre consigo una obligatoria pastilla de cianuro que, en caso de ser detenidos por las fuerzas legales, debían ingerir para terminar con su vida, procurando llevar en su muerte toda la información confidencial que el grupo debía resguardar. Al parecer, los terroristas que eligieron suicidarse también serán homenajeados y sus nombres figurarán entre las placas recordatorias a pesar de no haber sido víctimas de ningún terrorismo de Estado, tal el caso del guerrillero poeta Francisco "Paco" Urondo, quien eligió el camino de la pastilla de cianuro al verse rodeado por la policía, pero que sin embargo ya tiene su nombre plasmado en el monumento. Urondo no será el único suicida que harán pasar por víctima, dado que "el terrorista Sverko reconoció que el número de montoneros suicidados con pastillas de cianuro ascendía a mil". (5) La generosidad de las organizaciones de Derechos Humanos y funcionarios del gobierno que llevan adelante el monumento será tan amplia, que el homenaje --aparte de incluir suicidados y fusilados por sus propios compañeros-- abarcará también a los terroristas internacionales que vinieron a nuestro país para sembrar el terror operando en conjunto con la guerrilla local. En efecto, el nombre de Domingo Villalobos, "Chileno, perteneciente al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)" (6), ya se encuentra grabado en una de las placas. Villalobos no murió por pensar distinto ni tampoco por "disentir con el régimen"; murió en 1975 por atacar una escuelita humilde de Tucumán que "dos suboficiales y nueve soldados estaban pintando".(7) Otro caso de importante resonancia es el del terrorista italiano Domingo Menna, responsable de atentados varios en nuestro país, cuyo nombre también podrá leerse hoy en el homenaje. Es de suma importancia aclarar que los homenajeados perpetraron en período democrático "6.500 atentados, superando los 2.000 por año, 180 por mes, 6 por día, 1 atentado cada 4 horas", y "1.358 asesinatos"(8), registrándose en gobiernos constitucionales el 90,5% de los homicidios terroristas, lo cual deja en claro que afirmar que murieron por "ideales de justicia y equidad" es tan falso como malicioso. La justicia no se hace con terrorismo, pues el concepto de terrorismo trae por añadidura el concepto de injusticia. La equidad no se hace atacando gobiernos elegidos por el pueblo, pues se embiste contra la mismísima voluntad popular. Hoy, 29 de febrero, los argentinos seremos engañados una vez más; los terroristas dejarán de ser tal cosa, para transfigurarse en héroes cívicos que "ofrecieron su vida por un mundo mejor"; sus víctimas serán silenciadas en un oscuro olvido que al parecer, no tendrá luz al menos por los siguientes cuatro años; y la justicia no recuperará ni su balanza ni su cabeza.
(1)
Gorbato, Viviana. Montoneros Soldados de Menem ¿Soldados de Duhalde?.
Pag. 323-324. Sudamericana. 1999
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