por
Edgardo Atilio Moreno Norberto
Galasso, es uno de los intelectuales de la llamada izquierda nacional, que
haciendo malabares dialécticos brindaron su apoyo a los sucesivos
gobiernos Kirchneristas. El
fundamento teórico de dicha actitud se encuentra en una vieja y maquiavélica
táctica que adoptaron algunos sectores marxistas leninistas cuando
comprobaron que el amor a El
problema aquí es que Galasso le erró muy feo al vizcachazo y decidió
acompañar a una fuerza política que bajo ningún aspecto puede decirse
que sea un movimiento de carácter nacional (ni que decir nacionalista).
Tanto es así esto que inclusive algunos de sus compañeros de ruta
prefirieron -por ahora- quedarse en el molde antes de hacer el ridículo
defendiendo a un gobierno que claramente se somete a los dictados del
poder internacional del dinero, y sobretodo que no les otorga ninguna
prebenda apetecible. En
efecto, Galasso se puso en la incomoda situación de apoyar a un gobierno
que tiene el privilegio de ser el que mas pagó la deuda externa de los últimos
tiempos, endeudándose mas aun de lo que estaba. Cuestión esta no menor
ya que el tema de la deuda es clave a la hora de definir la fidelidad a
los intereses nacionales. En
ese brete entonces, y como no puede ocultar que los abultados pagos a la
banca usurera son una claudicación; ni tampoco puede presentar dichos
pagos como si fueran una reedición de la batalla de Vuelta de Obligado
-tal como lo hacen los kirchneristas mas obtusos-; nuestro intelectual de
la izquierda nacional sostiene que hay que apoyar al kirchnerismo por que
al menos por el momento no se cuenta con la fuerza suficiente como para
desconocer aquella parte de deuda que sea ilegitima; y además, por que el
país necesita de los créditos externos. Toda una teoría
neodesarrollista. De
todos modos Galasso nos tranquiliza diciendo que llegada la ocasión este
gobierno romperá con el capitalismo financiero internacional. Otra que la
fe del carbonero. ¿Y
por que esta tan seguro de ello este hombre? Pues bien por que según el,
a pesar de que el gobierno no pueda romper por ahora con la dependencia
-dada la debilidad en que se encuentra el campo popular-, sin embargo el
kirchnerismo es un gobierno con “vocación
nacional”, es decir que tiende o busca defender los intereses
nacionales. Para
probarlo Galasso no tiene otro recurso que el de magnificar los pequeños
actos o gestos que el gobierno presenta como reivindicaciones de soberanía
pero que en realidad no son mas que retórica (como el supuesto
desendeudamiento del país) o imposturas (como la reciente celebración
del día de la soberanía); y afirmar que son “importantes
medidas que expresan una vocación nacional”. En
realidad la vocación del gobierno es otra muy distinta. La propia
presidente de la nación en su último viaje a Europa acaba de mostrarla
patentemente. En efecto, la primera mandamás, lejos de decirle a la banca
usurera cosas que antes no se
escuchaban –como dijo Galasso-, acaba de dejar bien en claro que “la
vocación de la argentina es pagar
todas las deudas”. Cristina
locuta, causa finita. Es decir ya nadie esta autorizado para desconocer
que este gobierno tiene vocación pagadora, vocación entreguista y
vendepatria, como corresponde a su naturaleza. Con
razón desde las mismas huestes de la izquierda nacional algunos se
preguntan que hacer ahora con el libro que Galasso escribió denunciando
que la deuda externa fue una estafa. No deberían estar tan sorprendidos o
escandalizados. Esto
ya sucedió antes con el antiguo líder y maestro de la izquierda
nacional, el colorado Abelardo Ramos, que se pasó con armas y bagajes
-junto con un grupo de secuaces-, al gobierno ultraliberal de Carlos
Menem. Defección que en su momento fue criticada por el mismísimo
Galasso, a quien ahora lo vemos hacer prácticamente lo mismo. Evidentemente
este parece ser el destino de los nacionalistas de izquierda que sueñan
con conducir los procesos de liberación nacional haciendo de furgón de
cola de fuerzas políticas corrompidas y pseudonacionalistas. No
hay dudas que este acérrimo y falaz enemigo del verdadero nacionalismo,
como es Norberto Galasso, que se pasó la vida acusándonos de oligarcas,
conservadores, nazis, reaccionarios, clericales, y cuanto otro mote ridículo
se le cruzó por su mente ideologizada; en vez de mirar la proverbial paja
en el ojo ajeno debería sacarse la viga del suyo para poder contemplar la
realidad tal cual es.
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