LISARDO ZÍA: LA ÚNICA ASPIRACIÓN DE AMÉRICA ES AMÉRICA MISMA por Alberto Buela (*) Si existe una disciplina olvidada en Suramérica en este último medio siglo pero que sigue produciendo en silencio, esa es la poesía y de entre los poetas son cientos los desconocidos. Acá hoy vamos a recordar a uno que ha sido, en su tiempo, muy conocido y que luego fue amurado al rincón de los olvidados. Se trata de Lisardo Zía (1900-1975), nacido en Rosario-Santa Fe y fallecido en Buenos Aires. Fue el mayor de siete hermanos, hijo de padres españoles don Lisardo y de Ramona García. Fue un poeta con todas las letras cuyos poemas anduvieron y andan de aquí para allá sin ningún orden ni temático ni cronológico. La plenitud y fama como poeta la tuvo en el tiempo que se editó el diario El Pampero que dirigió Enrique P. Osés de mediados de los años treinta hasta 1946. Fue un periódico que llegó a editar 100.000 ejemplares por tirada y donde siempre aparecía un poema o una humorada de Lisardo Zía. Cuando
en 1938 un grupo de amigos lo insita a publicar su primer libro de versos
donde pudiera recoger los esparcidos por todos lados y en cuanto publicación
reclamara sus poemas. Cuenta su biógrafo que “Hace
un cuarto de siglo estuvo a punto de publicarlo, pero se arrepintió en
cuanto llegó a sus oídos que existía, en la república literaria, el
propósito de otorgarle un premio.” (1) La publicación de su único poemario la realizó en 1962 el también periodista Luis Soler Cañas. Seis años más tarde publicó un pequeño trabajo de cincuenta y cuatro páginas titulado De Carolis: Introducción a la exégesis de sus sofosonetos, Ed. Colombo, Buenos Aires, del que se editaron sólo 530 ejemplares. Fue escrito en homenaje a Victorino de Carolis, poeta y pintor también santafesino, y lleva un dibujo original coloreado a mano por César López Claro. Zía
trabajó en la edición de varias revistas: Gaceta
de Buenos Aires junto con Pedro y editó en muchas: Su poesía se inscribe en la línea romántica de Juan Ramón Jiménez y de Antonio Machado pero su poesía satírico política es de un claro y límpido nacionalismo popular revolucionario en la misma línea de Enrique Pedro Osés, una especie de Ledesma Ramos en estas tierras del sur. Luego, pasando el tiempo, creó junto con Luis Cané, también rosarino, la sección diaria de “Clarín porteño” en el diario homónimo. Los
últimos años de Zía se hunden en una oquedad muy similar al de otros de
sus colegas y amigos como Ramón
Doll (1896-1970) o José Luis Torres (1901-1965). Es como un sino de los
pensadores nacionalistas populares revolucionarios el llamado a silencio
de sus últimos años. Es que en todos ellos, parece ser, que Como anécdota traigamos a colación el soneto más angosto de lengua castellana que nos recuerda Lisardo Zía. No conocemos otro unisílabo con sentido poético completo como este: RESFRÍO Mostrando un puro dominio de las formas poéticas pero sin mengua de su específico contenido poético queremos copiar su Soneto Ambidextro, rimado tanto a la izquierda como a la derecha. Cuando salió publicado en el diario Clarín se dijo que era la primera vez en idioma castellano que se intentaba un doble juego de rimas extremas en cada verso. Para
jugar con una rima rara, Sueño
de ocioso artífice pequeño, Compara
mi compás el canto y cara: Empeño
fútil y arduo desempeño. Alquitara
de química preclara, Ensueño
de humo, perfumado leño, Vara
votiva, nardo sobre el ara, Sedeño
filtro, néctar y beleño, Amapola
sensible que tremola, Estrella
que luz música destella, Ola
en vigilia en la rivera sola: Doncella,
lira al viento, tras la huella, Viola
marfílea de la caracola, Bella
que esconde el canto de la estrella. Habiendo tantas tesis al ñudo que realizan nuestros cientos de estudiantes de literatura, bien podría alguno de ellos ocuparse de recoger la inmensa cantidad de materiales poéticos y en prosa de un autor tan significativo para el campo nacional y popular. Es un trabajo que está pendiente y sobre el que no hay nada. El motivo de este artículo breve es despertar ese interés. (*)
alberto.buela @gmail. com arkegueta,
aprendiz constante, mejor que filósofo (1) Soler Cañas, Luis: Lisardo Zía, Ed. Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1962, p.22
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