AGROTÓXICOS:  UN ROCÍO MORTAL

por Raúl Montenegro 

 

En un país en el que el Estado permite que se rocíen los campos con más de 300 millones de plaguicidas por año, la población rural se encuentra expuesta a agrotóxicos que pueden alterar el sistema hormonal y el sistema inmune, además de desencadenar enfermedades, malformaciones y cáncer.

EN ARGENTINA se usan más de 300 millones de litros de plaguicidas por año. Millones de personas están expuestas a sus riesgos. Lamentablemente la legislación sólo protege de dosis letales, no de pequeñas dosis, que en forma crónica pueden alterar el sistema hormonal y el sistema inmune, además de desencadenar enfermedades, malformaciones y cáncer.

La población expuesta a la fumigación no sabe que tiene plaguicidas en sus organismos. Los recibieron por exposición directa, al consumir sedimentos de tanques de agua, partículas de suelo y alimentos contaminados. Y también por vía transplacentaria y lactancia materna cuando eran embriones, fetos y bebés pequeños, pues sus madres almacenaban plaguicidas en sangre y el tejido graso.

Precisamente, desde la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad de California (Estados Unidos) iniciaremos este año un estudio en Chaco sobre contenido de plaguicidas en sangre de niños y leche materna.

Estamos observando cómo crece la diversidad de plaguicidas en uso, antiguos y recientes, y la superficie cultivada con transgénicos. Por esta causa aumentan en Argentina los enfermos y las muertes evitables, mayoritariamente sin registrar, y además disminuyen bosques y biodiversidad por desmonte y toxicidad de plaguicidas. La escasa visibilidad de esta problemática se debe a la ausencia de registros y la falta de monitoreo de residuos de plaguicidas.

Lo que no se mide parece no existir, pero existe.

El Estado nacional, los gobiernos provinciales, las empresas y los productores son responsables.

El SENASA sigue autorizando tóxicos sin procedimientos independientes, y sus dos organismos de control de plaguicidas, SIFFAB y SICOFHOR, no controlan o lo hacen mal. Esto lo dictaminó la Auditoría General de la Nación el año pasado.

Las denuncias de malformaciones y casos de cáncer en Chaco, Misiones, Santa Fe y Córdoba hicieron visible el problema. Pero la codicia pública y privada parece valer más que la salud de las personas.