NOSOTROS CONTRA NUESTRA ÉPOCA (II) (*) LA SUMISIÓN ANTE EL TIEMPO COMO PANDEMIA ACTUAL por Mario Di Spalatro
Como sabrán, estamos más acostumbrados a la interpretación que al estudio minucioso de las diferentes partes que componen un todo, un conjunto o un organismo, etc... Por ejemplo, cuando observamos un árbol: a simple vista nosotros vemos "un" árbol pero no "el" árbol. Me explicaré mejor por si fui muy oscuro en mi hipótesis: no vemos o no prestamos atención suficiente para darnos cuenta de que está compuesto por un tronco, ramas, hojas, flores o frutos, sino que vemos (interpretamos) al árbol como un conjunto y no nos empeñamos en saber que sus ramas, hojas, flores o frutos son diferentes entre sí, que poseen características, formas, y magnitudes diferentes entre sí. En vez, suponemos que todas las partes son iguales e interpretamos "al" árbol como un duplicado barato de "el" árbol, y no como un conjunto orgánico de diferentes partes, diferentes entre sí. Pasa lo mismo con una orquesta: la interpretamos, por lo que oímos, como un conjunto armónico, y no nos ponemos a separar los diferentes instrumentos que la componen (violín, piano, flauta, violonchelo, guitarra, coro, etc). Pasa también con lo que leemos: un libro, por ejemplo, está compuesto por diferentes palabras, pero solo recordamos las que queremos y después adivinamos (interpretamos) el resto. Pasa con las comidas y con todo lo que hacemos y sentimos, pues solo recordamos un hecho y descartamos inconscientemente los innumerables cohechos que hubieron y permitieron tal "hecho" que nosotros rescatamos y tenemos como único e independiente. La realidad la interpretamos, pues nuestro cerebro no está hecho para separar las cosas que vemos, olemos, degustamos, tocamos y oímos, sino para interpretarlas y comprenderlas como un todo. Sino, si no tuviéramos la capacidad de interpretar, no veríamos con el mismo ojo, sino con un ojo que ve las cosas por separado y no las podría unir. A todo esto, ¿cuál es el punto? Tanto la realidad como la fantasía, o en este caso, la mitología, las comprendemos mediante la interpretación. ¿Cuál es la bendita diferencia? Que la realidad la interpretamos mediante los sentidos y el inconsciente, pero la mitología, o todo lo que conlleva metáforas o códigos disfrazados en sucesos y personajes fuera de lo real (o reales por qué no), la interpretamos con la mente y el espíritu que tanto nos diferencian. ¿Cuál es la magia? Llevar la interpretación desde el plano espiritual, hasta el plano real de la vida.
¡Pero dejémonos de mitología y psicología! Vallamos al grano del asunto. O
mejor, a unos de los tantos granos del asunto. Nosotros contra nuestra época
es dicho asunto (por si se perdieron). Acaso por eso ahora se quiere hacer todo rápido, se quiere que todo pase rápido, se quiere alcanzar las cosas rápido... los escalones de la evolución no se los quiere hacer uno por uno, paso a paso, sino saltándolos de dos en dos o más. Y más de una vez el hombre resbaló y cayó rompiéndose o dislocándose algún hueso; más de una vez se cansó y se sentó en ellos. Tal vez porque un día le dijeron que se iba a morir y que su vida no tendría sentido sino como un castigo por algún "pecado" que nunca cometió; o tal vez se enteró que el fin del mundo se aproximaba irremediablemente (Apocalipsis, Armagedón, "Juicio Final", etc.); o que una persona, que fue sentenciada y sacrificada por su propio y orgulloso pueblo, supuestamente murió por él, por amor a él. ¿Quién sabe? El hecho es que de repente el hombre se olvidó de sus raíces, se olvidó de sus instintos, se olvidó de la realidad y su verdadera misión en este mundo. Y todo esto pasó, ay, cuando el Hombre se encontraba en uno de los últimos escalones de su evolución final, todo esto pasó cuando el hombre solo tenía que "dar un pequeño paso para el Superhombre", y en vez dio "un gran salto hacia la inhumanidad". Y desde ese día cae irremediablemente en el abismo, desde ese día en que el capullo se rompió y el hombre dijo: " El paraíso que buscamos no es de este mundo, sino del más allá. No busquemos más, no preguntemos más, no investiguemos más... Solo quedémonos aquí quietos y parlantes, hagamos que otros también se queden aquí como nosotros y digámosles que ese es el bien, y buscar la verdad en este mundo es el mal. Seamos felices no haciendo nada, poniendo la silla en el medio y no usando la fuerza para derrotar al adversario, sino usando la dialéctica. Demostremos que cerrando los ojos, buscando escondrijos en la irreal y fabricando utopías de la nada somos más listos que ellos. Rompamos su mundo aparente, cambiante y sensible y construyamos el nuestro ideal, inmutable y verdadero." Vaya uno a saber qué dios le robó la llave a Zeus y haciendo qué artimañas par soltar a los Titanes, y en especial a Crono. El Tiempo se liberó y empezó a vengarse de todo, empezó a destruir el orden y la vida de todo lo que Zeus había creado. Fue ese el momento en que al hombre dejo de importarle la Vida, lo real y lo eterno.
De un momento a otro el cuerpo ya no fue más el templo del alma, sino la
cárcel de la misma. El mundo se convirtió en infierno. La vida en castigo.
Los instintos en pecados. La procreación y el Amor fueron repudiados y
tergiversados. Las comodidades y deseos vanos y destructores del alma fueron
liberados. Tan solo uno se preocupaba por estar estable y
Se quiere construir un edificio: Ya no se pone más pasión, ahora se pone
dinero. Ya no se pone más ingenio y fuerza humanas, sino máquinas y
tecnología. Ya no se pone más visión futura, sino inversión. Ya no se pone
arte, sino barras de acero. Ya no se piensa en la posteridad y la eternidad,
sino en la comodidad y las ganancias. La belleza fue sustituida por la
Y esto no es todo. Hay una enfermedad de la época que se ha trasformado en
pandemia, no sé si los científicos la han descubierto, creo que hasta ellos
están infectados por la misma, yo la llamo -por llamarla de alguna manera-
"egoísmo materialista", y sus síntomas son la excesiva preocupación e
interés psicológicos en crear y acaparar dinero para gastos personales y así
satisfacer deseos y placeres que nunca terminan de satisfacerse. También hay
otra, un poca más joven que la anterior, pero no por eso mejor, yo la llamo
"prematura preocupación laboral" o más corto "presión psicosocial-laboral".
Los síntomas son: enfermiza "preocupación por conseguir un trabajo o por el
trabajo en sí "; enfermiza creencia de que "el trabajo es un fin en sí mismo
y la vida solo un medio para realizarlo". Luego hay otra que complementa las
dos anteriores, se llama "síndrome postlaboral (de un esclavo del siglo XXI
y de sí mismo)". Sus síntomas, por su singularidad, tendrían que llamar la
atención a los médicos y doctores de todo el mundo, pues este mal se
caracteriza por crear una ilusión de satisfacción hormonal y psicológica, de
consecuencias peligrosas. Tiene los mismos efectos que una droga relajante
como la marihuana o similares, estos son: crear la ilusión de felicidad y
libertad alcanzadas, a la vez que lo saca de la realidad y lo hace
indiferente a ella. Las consecuencias son iguales a cualquiera de las
drogas, es decir, trastornos o destrucción de los nervios, seguidas de
cierta sensación de vacío; problemas para concentrarse; desnutrición del
alma; dependencias materiales... Pero yo no he sabido de nadie que haya dicho que esto se debe a que el hombre se rindió ante el Tiempo y se hizo esclavo del mismo. Pues lo diré yo: "Esto se debe a que el hombre se rindió ante el devenir, ante el tiempo; a que pensó el devenir como un mal merecido y gigante, a que vio al tiempo como un titán invencible. Producto de la pérdida de voluntad sobre sí mismo quizá; o producto de las mezclas raciales tal vez; o producto de religiones y agentes extraños a un tipo de cultura superior que la infestaron hasta pudrirla acaso; o algunos dirán, tal vez... ---------------
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